Por: Carolina Aragón González

Ese 25 de Marzo del 2011, a las 5: 40 de la tarde, había un ambiente diferente al de todos los días, digo todos los días por que era la primera vez en mi vida que sentía una atmosfera colmada de otros colores y aromas extraños. Miré hacia el cielo sorprendida de lo inimaginablemente diferente, me detuve a pensar que ese cuadro lo había visto en alguna parte, por supuesto pude recordar que fue en uno de mis sueños, hace mas de 5 años, cuando aterrada veía como el cielo cambiaba de colores y creía que podía ser el final de los días.

 

Pues bien, pude vivir una de las experiencias más aterradoras de mi vida en cuestión de segundos. Calcule cuantos pasos iba a dar hacia la puerta, luego pensé que estaba exagerando, luego di vuelta y no preste más atención, de repente vi como todo se ponía tan oscuro, cuando normalmente un atardecer se colma de lindos matices. Cambie de espacio, fui hacia el techo y sentí que mis ojos estaban viendo el sueño hacerse realidad, suena tan romántico. Pero no podemos pretender que ese momento lo fuera, una nube completamente negra sobre nuestras cabezas, preguntándonos porque ese momento era tan extraño, era aún de día y se podía ver todo claramente pero el cielo totalmente oscuro, al ver mi ropa me invadió una de esas sensaciones como cuando uno tiene un bicho en medio de la camisa, mire como precisamente mi blusa negra tenía manchas amarillas de desierto y así fue como pude finalmente entender como los cambios de colores, de ambientes, de luces, te pueden cambiar en cuestión de segundos tus ánimos, pasar de la calma de estar en casa comiéndome unos deliciosos pastelitos de queso con olor a oriente a sentir por un momento el miedo sorpresivo con un grito de ignorancia…con el rezo musulmán adornando la escena.Verme envuelta en ese momento inolvidable con sonido fantasmagórico del viento al rededor, tambaleando latas y objetos en la calle, ver a través de la ventana la niebla que desconocía su ruta, aposentándose en los vidrios para enceguecernos.

Bueno pues…estaba presenciando una de las más fuertes tormentas de arena en Kuwait en los últimos 10 años, con tapabocas para evitar que los nanométricos puntos de arena siguieran invadiendo mis intestinos, cada 20 minutos salíamos a cerrar la puerta que da al techo, pues el viento era tan fuerte que no podía permanecer cerrada y gracias a esto todos los implementos cercanos a esta puerta quedaron forrados con un bello color amarillo-beige que al día siguiente toco aspirar y limpiar.

Irremediablemente la calma llego, solo me quedo el sabor del disfrute de este nuevo evento, al son de una conversación virtual y las risas nerviosas que aún permanecían en el ambiente. No sobra decir que al día siguiente bebimos Malta Michelada para limpiarnos y ayudar a evacuar los residuos arenosos que probablemente habían quedado en nuestro aparato digestivo.