Por P. Héctor De los Ríos L.
Vida Nueva
Liberados por la Verdad de Dios
Jeremías. 23, 1-6: «Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas»
Salmo 23(22): «El Señor es mi pastor, nada me falta»
Efesios 2,13-18: «Ahora, por la sangre de Cristo, están cerca los que antes estaban lejos»
San Marcos 6,30-34: «Vengan ustedes solos a un sitio tranquilo a descansar un poco »
Los reyes, los guías religiosos de Israel, son representados multitud de veces bajo la imagen del «Pastor» que guía al rebaño (el pueblo). Jeremías ve el rebaño disperso. El pueblo ha sido dividido en dos reinos. Judá ha sido ya deportada. Israel está a punto de serlo. Los responsables de esta dispersión son los jefes. Ellos han querido «instrumentalizar» la Palabra de Dios al servicio de sus intereses. Para ello se han rodeado de falsos profetas, que en nombre de Dios pronuncian falsas verdades. Por ello van a ser juzgados por Dios y van a ser condenados.
El que es el único Pastor, reunirá sin necesidad de «mercenarios», nuevamente a su pueblo. Para que oiga su voz, su Palabra (verdad). Así crecerá y se multiplicará. Por último, Él suscitará a un «auténtico Pastor», heredero de las promesas davídicas, que hará justicia y derecho en la tierra. Porque este Pastor será el Revelador de la verdad de Dios. De esta forma el nombre de Yahvé será: «nuestra Justicia». Esta promesa se cumplirá en Jesús de Nazaret, Rey y Pastor prudente que viene para «hacer justicia y derecho en la tierra».
San Pablo reflexiona sobre el «vástago de David»: Cristo Jesús. En Él se ha realizado la unión de todas las ovejas dispersas. Pero esta unión va más allá del pueblo judío: son todos los hombres (judíos y gentiles) los que han de ser reunidos en un solo rebaño. Lo que les separaba ha sido abolido. El amor ha sido más fuerte que el odio.
La Cruz es la Verdad de Dios. En ella se ha manifestado como es Él. Aquel hombre Jesús, cuya causa fue la justicia y cuya vida fue la entrega a los hombres hasta dar su vida, ha manifestado que la Verdad de Dios es el Amor.
San Marcos contempla a Jesús en su vida pública. La muchedumbre lo sigue y no le deja tiempo ni para comer. Los sencillos, los pobres, intuyen que aquel hombre puede ser su Mesías.
Pero esos hombres tienen el peligro de confundir el mesianismo de Jesús. Sus intereses, sus deseos son proyectados sobre la misión de Jesús e intentan arrancarle una palabra, un gesto, un milagro que satisfaga sus necesidades.
El evangelista, de una forma exteriorizada, muestra cómo Jesús tiene lástima de ellos y se pone a enseñarles. Necesita que su Palabra explique el sentido, la verdad de su vida y su misión. Precisa mostrarles cómo su Verdad no coincide con la de ellos… No coincidir con la verdad de los hombres llevará a Jesús a la Cruz. Pero únicamente aceptando y manifestando la verdad de Dios, Jesús salvará a la Humanidad. Jesús no es el pastor que divide, o enseña lo que no es verdad. El congrega, abre horizonte a la vida con la verdad de Dios, sin manipulación.
Algunas preguntas para meditar durante la semana:
1. Cualquiera sea mi trabajo, ¿dejo tiempo para orar, leer, meditar?
2. ¿Qué está inspirando mi servicio a los demás y mi trabajo en la Iglesia: vanidad o compasión?