Por P. Héctor De los Ríos L.

Vida Nueva

El Pan que da Vida

Primera Lectura: 1 Reyes, Capitulo 19, Versículo. 4-6 «Levántate, come, que el camino es superior a tus fuerzas»

Salmo 34: «Gusten y vean qué bueno es el Señor»

Segunda Lectura: Efesios. Capitulo 4 Versículo desde 30  Capitulo 5 Al Versículo 2: «No pongan triste al Espíritu Santo»

Evangelio Según San Juan Cap. 6 Vers. 41-52: «¿No es éste Jesús, el hijo de José?» El relato de la vida de Elías en el libro de Reyes es uno de los más destacados del antiguo testamento: es una parábola de vida cristiana. Hoy leemos sobre el descorazonamiento de Elías; tiene un enorme trabajo frente a él, y no es mejor que otras personas. Pero Dios lo empuja hacia adelante, le da pan para comer, y lo llena de energía. En medio de la crisis Elías se siente ayudado por Dios. Interviene Dios para decirle que se alimente más, que el camino y la tarea va a resultar superior a sus fuerzas. Elías cree y acepta el alimento que le viene de Dios, se fía de Él y sigue su camino. «No pongan triste al Espíritu Santo», escribe San Pablo. ¿Qué puede entristecer al Espíritu Santo? No es el llevar una vida gravemente pecadora: en ese caso nosotros «expulsamos» al Espíritu Santo de nuestras vidas. Entristecemos al Espíritu cuando no le ponemos atención a nuestros pequeños pecados y defectos, no tratamos de ser mejores, cuando pasamos por alto sus inspiraciones, dentro de nuestros corazones, de hacer un bien por Dios o por los demás. El Evangelio que proclamamos en este Domingo es la continuación del proclamado el Domingo anterior. Jesús sigue adelante con su discurso sobre la necesidad de buscar vida espiritual y eterna. Una vida que se encuentra en El mismo. Sigamos Sus enseñanzas paso a paso: Primero: La gente, que ha seguido a Jesús hasta ahora más por interés propio que por fe, lo empieza a criticar. No están listos para creer y seguir sus Palabra, cuando les reprocha su prudencia humana y sus ideas preconcebidas. Segundo: Aprendemos, una vez más, que la fe en Jesús es un regalo de Dios: «nadie puede venir a mí si mi Padre que me envió no lo atrae». Tercero: Jesús declara explícitamente que El es el pan de la vida, el pan de la vida eterna, enviado por Dios desde el cielo. Cuando no se acepta plenamente a Cristo su mensaje resulta incomprensible. Es lo que sucedió a los judíos. Jesús, en la lectura de hoy, es un incomprendido. Para aceptar a Cristo se precisa de una fe profunda que es don de Dios. El no ser aceptado da pie a Jesús para asentar varias verdades básicas, fundamentales, aunque sean inadmisibles para el hombre auto suficiente y creído. La actitud básica para hacer vida de este mensaje es la fe existencial. El cristiano se distingue de quien no lo es por la fe en Cristo traducida en obras (no en palabras). Esta fe en Jesús nos lleva a comer el doble alimento de la Palabra y de la Carne-Eucaristía. Jesús se hizo carne para ser alimento y dar vida, fuerza y amor.

Algunas preguntas para meditar durante la semana:

1. ¿Cuáles son mis motivaciones para recibir la Sagrada Comunión?

2. ¿De qué maneras entristezco yo usualmente al Espíritu Santo?