Por Henry Caracas Viáfara
Psicólogo Deportivo
Asociación Colombiana de Periodistas – Acord Valle
 

Publica la FIFA de manera periódica un ranking en el que asigna una posición a cada una de sus naciones miembros de acuerdo a su desempeño a nivel de selecciones mayores durante el último mes, el último semestre y el último  año. Los criterios para la ubicación de las selecciones nacionales en dicho ranking, son más difíciles de explicar que el manejo financiero  de la entidad rectora del futbol mundial.

La última publicación del ranking, una vez  terminada la Copa América , ubica a Argentina –ganadora de dos copas mundiales y de catorce Copas América – en el primer lugar, por encima de Alemania (segunda) -tres veces ganadora del máximo certamen mundial.  Colombia, por su parte, aparece ocupando el cuarto puesto (en julio del año pasado era tercero), por encima de Brasil (quinta) campeona mundial en cinco ocasiones y campeona de América ocho veces; de Inglaterra (tres veces campeona del mundo), de España (una vez campeona mundial y tres de Europa) y de Uruguay (la selección que más veces ha ganando la Copa América (15) y que más veces ha participado en campeonatos mundiales).

El cuarto lugar otorgado por la FIFA, además de difícil de explicar y de justificar, impone a Colombia unos compromisos históricos con los que hasta el momento no ha podido cumplir y de los que está lejos de asimilar.

El objetivo central de la cabeza dirigente y del actual cuerpo técnico al frente de la selección Colombia era la clasificación al mundial Brasil 2012 (ya cumplido) y es ahora la clasificación al Mundial de Rusia 2018. La participación de nuestra selección  en la Copa América ha sido tomada-de manera no oficial- como un entrenamiento de lujo para la disputa de las eliminatorias al campeonato del mundo.    A Colombia se la ha programado y se la ha preparado, entonces, para que participe en la Copa América y para que clasifique al mundial de turno. La posibilidad de ganar uno se los dos torneos o los dos torneos, no cabe en la mente de sus dirigentes, incluido el cuerpo técnico a pesar del cuarto lugar en el ranking de la FIFA por encima de varios campeones mundiales y de América.  

Históricamente, la participación de Colombia en al Copa América la ubica en el séptimo lugar, superando solo a Bolivia, Ecuador y Venezuela. Estadísticamente, el desempeño de Colombia ha estado marcado por una mediocridad institucionalizada: de los 106 partidos disputados en sus 20 participaciones, Colombia ha ganado solo 39 (el 37%)  y ha perdido 45 (el 42% ); ha marcado 124 goles (1.16 por partido) y le han anotado 178 (1.67 por partido).

Al tenor de los fríos números, en Copa América, Colombia ha reportado un rendimiento en lo que hace a consecución de puntos del 43% en acumulación de puntos y ha anotado un gol cada 76.9 minutos. En este sentido, nuestra selección no ha presentado los progresos que efusivamente se reportan. Por el contrario, la pasada Copa América registra una de las actuaciones más pobres de nuestro combinado a nivel continental: un partido ganado (33%), un gol anotado (0.33 por partido) cada 270 minutos, y cuatro puntos acumulados (44%) de 9 posibles.

El sistema clasificatorio mundialista de todos contra todos otorga a la Confederación Suramericana de Futbol el derecho a cuatro cupos directos y a  un repechaje con otra confederación de bajo perfil  a designar por la FIFA (Oceanía en la próxima eliminatoria). Las últimas cinco eliminatorias jugadas con este formato han tenido para Colombia el común denominador de que su éxito o fracaso ha estado directamente relacionado con la presencia o la ausencia de Brasil y de que su rendimiento ha sido mediocre de manera consistente: Colombia clasificó a los mundiales de 1998 y del 2014 (sin la participación de Brasil en las eliminatorias) con rendimientos del 58.3  y del 62% respectivamente.  En ambas ocasiones anotó  menos de un gol por partido (0.93 y 0.81respectivamente); a su vez, Colombia resultó  eliminada de los mundiales del 2002, el 2006 y el 2010, (en cuyas eliminatorias participó Brasil), con un rendimiento del 33.3, el 44.4 y el 42% respectivamente. En las tres ocasiones su promedio máximo fue de un gol por partido (0.2, 0.8 y 1.0 respectivamente).

Estas frías estadísticas indican que en Copa América o en eliminatorias mundialistas, el rendimiento de Colombia por los últimos 20 años solo pasó de malo a mediocre y que en ningún momento justifica el cuarto lugar en el ranking mundial de la FIFA. Respecto de la actuación en el mundial del 1998, los progresos de Colombia en el mundial del 2014, se reducen simplemente a haber superado la fase de grupos.

El compromiso del actual cuerpo técnico con la selección en lo que hace a su participación en Copa América para observar jugadores y diseñar las tácticas y estrategias para asumir las eliminatorias suramericanas está parcialmente cumplido; la clasificación al mundial – que es la otra parte del compromiso – cuenta con el inconveniente de que en las próximas eliminatorias participa Brasil lo que históricamente ha reducido las posibilidades de Colombia.  Si la clasificación se diera, se tendría que esperar de Colombia un modesto desempeño en la fase de grupos del mundial, pues una clasificación a cuartos de final o a semifinales- que sería un medidor serio y confiable de progreso- todavía no cabe en la mente de sus dirigentes, incluido el cuerpo técnico.

Los progresos de los últimos cuatro años – que si  los ha habido – han sido en el renglón del mercadeo deportivo: los jugadores han filmado más comerciales y la federación ha vendido más camisetas. En lo futbolístico, la selección sigue reportando un estancamiento de más de veinte años. Esto hace supremamente difícil explicar y/o justificar el cuarto lugar que a nivel mundial le otorga el ranking de la FIFA a nuestra selección.