El Jodario
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Hace hoy 50 años, comenzó a celebrarse la misa católica en español y se inició el derrumbe de la moral del pecado con la que este país, mal que bien, se había sostenido.
Desde cuando los españoles llegaron, la iglesia católica, apostólica y romana, versión española y por ende inquisidora, montó la moral sobre el culto, no sobre el convencimiento. El pecado era el mayor delito porque llevaba al sufrimiento eterno del infierno. Había que portarse dentro de los 10 mandamientos de Moisés.
Pero llegó el Concilio Vaticano II y le quitó el latín y la sotana a los curas, los volteó a celebrar la misa mirando a los fieles y los bajó del púlpito y esa moral se fue viniendo al suelo. Y como en Colombia no teníamos otra moral permitida y alentada (como sí en otros países de América Latina), cambiamos la moral del pecado por la moral del dinero.
Dos factores impulsaron ese cambio de moral, la llegada del narcotráfico que generó una revolución, y el Frente Nacional que puso a liberales y conservadores a hacer la paz, a perdonarse y olvidar, pero partiéndose la marrana del presupuesto y de los puestos por partes iguales.
Desde entonces vamos de culos para el estanco, tarifamos los tres poderes del ejecutivo, legislativo y judicial. Dejamos corromper el aparato policial, le pusimos precio a todo y admitimos que lo malo es lo que no produce dinero.
Los partidos políticos pasaron a ser dependencias de los contratistas del estado, las elecciones la financian ellos, la evolución del país se mide entonces por lo que pueda producir, no por el bien que genere. Estamos en la olla y ni siquiera la otrora poderosa Iglesia, dueña de la moral, se dio cuenta.
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