LADERA AL AIRE
Por: Arturo Torres
Han transcurrido ya dos años desde el momento en que fue oficialmente inaugurado el sistema integrado de transporte masivo (MIO) en nuestra amada ciudad.El avance progresivo del proyecto incluye el cumlimiento de parte de la municipalidad de una serie de compromisos claramente definidos en el CONPES 3166 de 2.002; lo cual implica la paulatina restructuración de las rutas de transporte urbano para buses y busetas. En castellano puro esta dinámica refiere al desmonte progresivo del transporte urbano convencional que históricamente ha servido a la sociedad civil de nuestra amada Sultana del Valle desde comienzos del siglo pasado.
La aplicación de este procedimiento podría considerarse normal en aquellas zonas de la ciudad en las cuales los usuarios que dejaron de ser atendidos por las empresas tradicionales de buses y busetas; podrían disponer de la posibilidad de utilizar los vehículos del Masivo Integrado De Occidente.
Pero ese no es el caso de los barrios y veredas y corregimientos del oeste popular y de manera muy particular la comuna uno de Cali; que carecen de la mas mínima esperanza de acceder a este servicio y que como consecuencia de la falta de planeación e ineptitud expuesta por todos los niveles administrativos del Mio; han sido forzados de manera injusta a cancelar un doble por su tarifa de transporte para trasladarse a otras zonas de la ciudad en cumplimiento de sus compromisos cotidianos; lo cual empeora financieramente cuando ese costo refiere a niños y jóvenes que cumplen con sus tareas educativas por fuera de las comunas y que dependen precisamente de los precarios ingresos de sus padres.
Obviamente estas duras circunstancias generan un impacto significativo en el presupuesto de segmentos de la población que en el mejor de los casos devengan un salario mínimo o deben luchar de manera febril en escenarios de informalidad en una ciudad que sobresale ampliamente por la corrupción y falta de oportunidades. Lo mas llamativo del caso es el concepto que de manera abusiva; ha venido vendiendo la administración municipal; en el supuesto de que los habitantes de estos territorios “rechazan la posibilidad de acceder al servicio del MIO”.Cuando en realidad se trata de un pretexto para ocultar la quiebra técnica del sistema.
La ciudadania en cambio tiene muy en claro de que; en realidad se trata de un comportamiento distractor de esta administración; falta de seriedad que incumplió de manera flagrante los compromisos adquiridos con camperistas y pequeños transportadores; lo cual los conduce de manera inevitable AL CAOS TOTALl. Tanto el gobierno como los transportadores son conscientes de que el parque automotor con el cual es son atendidos los usuarios es legal y técnicamente obsoleto. Concepto que se deriva de escasa rentabilidad de las rutas; lo cual impide en la mayoría de los casos hacer el adecuado mantenimiento a los vehículos y hace totalmente impensable la posibilidad de renovar el parque automotor. Estas circunstancias han obligado a la administración a expedir tarjetas de operación a vehículos que en algunos casos no cumplen con el mínimo de condiciones de seguridad; para atender adecuadamente a los usuarios en las comunas de ladera de Cali.
La situación recurrente que se ha venido presentando con algunos concesionarios del MIO; ha trascendido hasta el punto de incumplir con los salarios de los operarios y conductores; no hace atractivo para el conglomerado de propietarios de camperos la posibilidad de vincularse a un sistema que esta totalmente quebrado por cuenta de la corrupción y falta de transparencia que impera en esta ciudad.
Per adicionalmente la tecnocracia; tendrá que sortear otro delicado escollo; que refiere a la necesidad de garantizar el servicio de transporte en aquellas zonas de difícil acceso en todos los sentidos; en las cuales la deteriorada infraestructura vial haría imposible el transito de los buses o busetas del MIO.
El servicio publico de camperos forma parte de la cultura en barrios marginados de Cali y de manera muy particular en las laderas de nuestra ciudad. Por cuenta de esta particular cofradía (los camperistas)la comunidad recibe entre otros; servicio oportuno de ambulancia para la atención de partos y urgencias medicas y transporte de toda clase de implementos con plata o sin plata para los ciudadanos mas inermes aun en las horas mas difíciles. Es cierto que este conglomerado adolece de fallas al igual que cualquier entorno humano; pero una de sus reglas de oro; refiere al hecho de que dada su familiaridad con los usuarios; ningún conductor de campero es capaz de negarle el servicio a un ciudadano si carece parcial o totalmente de los recursos necesarios para transportase hasta su destino.
Todos estos argumentos son ampliamente conocidos por la administración municipal y la clase política local que sin duda alguna se acordará de unos y otros por los días que sean necesarios para transportar a hipotéticos incautos a los diferentes escenarios de persuasión de cara al próximo debate electoral. Pero la situación sin lugar a dudas ha cambiado y el roll de ingenuidad terminaría siendo ejercido por aquellos concejales que respaldaron al alcalde aun sabiendas de la falta de legalidad y transparencia en una gestión que en algunos aspectos ha sido nefasta para el interés común de los caleños y que ahora sin ningún desparpajo salen a los barrios en busca del apoyo popular que les permita seguir las tareas de depredación con nuestra urbe.