El Jodario

Gustavo Alvarez Gardeazábal

Tantas vueltas da el cántaro hasta que por fin se rompe. Entre Colombia y Venezuela está pasando esa vieja historia de la lechera. Maduro, llevando siempre la iniciativa y Santos, cual monja Laurita, aguantándose el garrotazo, hasta que se agarren.

¿Será capaz Maduro, después de haber cerrado la frontera de Arauca hasta Paraguachón, de mandar disparar a sus aviones rusos y chinos contra las bases militares de Barranquilla y Cartagena?

¿Perderá Santos la paciencia y trasladará sus 500 helicópteros y miles de sus soldados para romper el cerco cruel en los pasos fronterizos?

Ni el uno ni el otro parecen dispuestos a la guerra. Maduro va con ventaja en aviones, armas, lengua y manejo de los escenarios internacionales. Santos apenas si repite esquemas caducos de manejadores de imagen gringos y, obcecado en defender su mesa de La Habana, se la dejó montar.

Los colombianos sabedores de la blandenguería y debilidades del presidente ni salimos a la calle a protestar contra Maduro ni creemos que valga le pena apoyar a un presidente tan flojo.

Nadie quiere la guerra en Colombia. Ni los vendedores de armas ni los pimpineros, ni siquiera los guerrilleros. Pero ya Maduro nos tiene mamados. Ya nos fastidia la actitud de nuestro presidente que, como los niños atormentados de la escuela, no sabe defenderse. ¿No habrá un Chapulín Colorado que nos preste su astucia?

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