El Jodario

Por Gustavo Álvarez Gardeazábal

Comenzó la cosecha cafetera en buena parte del país. Los cafetos no pueden estar más cargados, tanto que los manejadores de la información cafetera ya hablan de una cosecha cercana a los 14 millones de sacos.

Pero todo ese grano se puede perder porque no hay cómo cosecharlo, como no existen máquinas que reemplacen la mano del hombre ni que suba por esas laderas recogiendo el maduro y dejando el verde, es indispensable que existan recolectores suficientes, pero no aparecen.

Como la guerra sacó a millones de los campos para sufrir las supuestas comodidades de las ciudades, como la política cafetera fue y sigue siendo equivocada en manejo del factor humano, a los hijos de los cafeteros los educaron para que se fueran a la ciudad y no volvieran.

Hoy en día las fincas cafeteras están en manos de los abuelos y como entre los altibajos del precio, y los excesos de los insumos que la Federación no ha sido capaz de importar directamente, nunca dizque han podido pagar el salario adecuado para competir captando recolectores, este año la están viendo muy difícil.

Los que se fueron del campo no quieren volver, los cambucheros que iban y venían recolectando por todo el país se mamaron de trabajar por tan mala paga y ahora ni ofreciendo rifas de motos al final de cada semana, entre quienes recojan más de 300 kilos diarios, los convocan.

El país nunca entendió el mundo campesino y  lo dejó acabar, las Farc, que ahora dizque lo reivindican, no pudieron asimilar su modernización. Por eso no hay quien coja el café por estos días y los de la Federación calladitos, porque no se les ocurre nada.

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