Indulto SASEl JodarioPor Gustavo Álvarez GardeazábalEl indulto para los guerrilleros de las Farc, tal cual lo están presentando, puede prestarse a interpretaciones maliciosas, protestas crecientes y, lo que es peor, a que se muestre como un efecto selectivo que terminará siendo inevitablemente comparativo y generará, no la imagen del perdón y olvido que se busca con un acto de esos, sino una mancha de envidias y malquerencias sobre la cual no podrá caminar el pretendido plebiscito.Los indultos se han dado en Colombia al final de todas las guerras. Las Asambleas Constituyentes también. Sin embargo, como la batalla de los paras fue paralela a la de las Farc, aunque no alcanzó a ser guerra y los caídos en batalla, presos, muertos o extraditados no merecieron el indulto, así hayan traqueteado y financiado su accionar con las drogas, la comparación negativa va a ser inevitable para un país más derechista que progresista.Independiente de quienes sean los indultados de las Farc que saldrán de la cárcel, y cuáles los delitos por los que fueron condenados, resultará difícil no pensar que ellos, de alguna manera, tuvieron que ver con el tráfico de drogas, el apoyo o la presión a políticos, el secuestro o las mil formas de guerra que se usaron.Allí reside el problema porque hay muchos, militares, políticos y empresarios, que colaboraron con los mismos métodos para los paracos y purgan pena sin recibir indulto.Montar el indulto para todos sería ideal y quizás imposible. Pero al menos implementarlo como una SAS (sociedad anónima simplificada) y abrir el compás para acoger a tantos, iría mejor y así nos acercamos a la meta del perdón y el olvido que no se decreta, se impone por convencimiento@eljodarioeljodario@gmail.com*Foto Diario La Razón