La teoria de la Relatividad: una ilusion convertida en realidadPor Luz Betty Jimenez De Borrero / Pablo A. Borrero V.Con la formulación hace 100 años de la teoría de la Relatividad General por el gran físico del siglo XX Albert Einstein, no solo se dio un gran salto en la comprensión de fenómenos como la gravedad, la forma como transcurre el tiempo, la manera como se mueven los cuerpos en el espacio-tiempo y se propaga la luz, si no que además se pudo demostrar que todos estos fenómenos se encuentran estrechamente ligados con la existencia y desarrollo de la materia, infinita en el espacio y eterna en el tiempo y con lo cual se refutaron de plano las concepciones idealistas según las cuales el espacio y el tiempo carecen de contenido objetivo, en razón de que los nexos entre estas dos formas materiales se adquieren en el transcurso de la experiencia (según el filósofo Inglés Hume) o son producto de las ideas de los seres humanos anteriores a su propia experiencia (de acuerdo con lo dicho por Enmanuel Kant).Es sabido que hasta comienzos del siglo XX en los círculos científicos predominaba la idea del gran naturalista Newton, para quien el espacio y el tiempo existían separados de la materia e independiente de los cuerpos materiales. El espacio se decía, era como una habitación vacía, sin paredes, techo y pisos de la que se podían sacar o meter toda clase de objetos, lo que condujo a la conclusión de que el espacio era absoluto o sea independiente de la materia.Por el contrario, Einstein enfocó este problema de manera totalmente diferente, demostrando que el espacio y el tiempo están correlacionados y vinculados a la materia en constante movimiento de cuyas propiedades dependen, en tanto que en el universo no puede existir ningún objeto material que esté por fuera de la geometría espacio-temporal.Por otra parte el tiempo tampoco se puede concebir al tenor de la teoría de la relatividad de una manera absoluta, sin caer en posiciones metafísicas que contradicen los resultados de la física teórica y experimental moderna.Lo cierto es que desde el punto de vista de la percepción sensorial pareciera que el tiempo transcurre por igual en la tierra que en un vehículo espacial que se desplace a una velocidad fantástica (cercana a la velocidad de la luz). Sin embargo dicha percepción no corresponde con la realidad imperceptible a los ojos de los seres humanos, no obstante que dicho vehículo se mueva en tales circunstancias, lo que hace que el tiempo transcurra más lentamente en el vehículo espacial que en la tierra. Esto significa que si regresamos de nuestro viaje al cabo de tres años, de vuelta a la tierra habrían pasado tantos años que varias de las generaciones ya no existirían. En principio esta conclusión resulta muy difícil de entender a partir de la física clásica que Einstein complementó magistral y maravillosamente, corroborando en este caso que en la tierra el tiempo transcurre de una manera distinta al que se sucede en el vehículo espacial en movimiento. De ahí que se afirme que el tiempo es relativo en dependencia de la velocidad del movimiento de tal forma que cuanto más rápidamente se mueve cualquier cuerpo en el espacio, con mayor lentitud transcurre el tiempo para este.Igualmente sucede con el espacio que también es relativo de acuerdo con la teoría de la relatividad. Así las cosas tenemos por ejemplo que los pasajeros de un tren que viaje a una gran velocidad pueden pensar que el anden de una estación se ha hecho más corto, en tanto que las personas que se encuentran en dicho anden consideren que el tren en marcha igualmente se ha hecho más corto, lo cual es un hecho objetivo y no una simple ilusión óptica.En la actualidad sin la comprensión de la teoría de la relatividad sería imposible penetrar en los secretos que nos depara la naturaleza y que la sociedad contemporánea utiliza para realizar infinidad de operaciones que mueven el mundo de la innovación y la tecnología y nos permiten soñar con la posibilidad de ejercer cada vez más un mayor dominio sobre la naturaleza más allá incluso de los confines de nuestro planeta.