Andrés CaicedoEl JodarioPor Gustavo Alvarez GardeazabalHoy se cumplen 39 años del día en que Andrés Caicedo, el novelista caleño, se tomó una sobredosis de seconal y puso punto final a su vertiginosa carrera literaria en un apartamentito del edificio Corkidi en la otrora emblemática Avenida Sexta de Cali.En la medida que el tiempo ha pasado y se conocen las cartas censuradas por algunos miembros de su familia y detalles de quienes fueron testigos de las últimas horas, se hace más evidente que murió acosado por el juicio sumario que le hacían las 4 mujeres de su entorno.Pero allá él con los motivos de su muerte mítica. Su obra, cargada de relatos cortos, la creímos arqueológica y difícil de traspasar el trascurrir de los años o el idioma tan caleño. Qué equivocados estábamos. Es hoy un pivote particularísimo de la literatura nacional.Editada y estudiada una y otra vez, su única novela QUE VIVA LA MÚSICA, ha sido traducida a varios idiomas y terminó siendo referenciada como aporte fundamental de la narrativa vallecaucana al espacio crítico latinoamericano. Su aporte a la leyenda de un Cali cinematográfico no pasó literariamente de ciertos guiones pero se quedó grabada en una generación con el cine club del Teatro San Fernando que dirigió contra viento, marea y las drogas que lo consumían.Mañana sábado, en el Festival de Cine de Cartagena, estaremos viendo la larguísima película documental que el cineasta Luis Ospina ha hecho para honrar la memoria de Andrés Caicedo y de Mayolo el director de cine caleño y para autohonrarse dramáticamente con su hasta ahora victorioso periplo anticancerígeno.Andrés Caicedo ha sobrevivido a la mala memoria de los caleños. Y su suicidio en otro 4 de marzo como hoy terminó, pese a ellos, inmortalizándolo@eljodarioeljodario@gmail.com