La Conversión como reconciliaciónVida NuevaP. Héctor De los Rios L.Cuarto domingo de cuaresma Josué 5, 9a.10-12: «El Pueblo de Dios celebra la pascua al entrar en la Tierra Prometida» Salmo 33(32): «Gusten y vean qué bueno es el Señor» 2Corintios 5,17-21: «Dios nos ha reconciliado consigo en Cristo»San Lucas 15, 1-3.11-32: «Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido»«El Pueblo de Dios celebra la pascua al entrar en la Tierra Prometida»: Luego de instalarse en Palestina después de su liberación, los israelitas ofrecen a Dios su adoración y gratitud por medio de una celebración. Es adecuada esta narración de la primera Pascua de los israelitas, instalados ya en la Tierra Prometida: ya no es la comida del desierto -el maná- su alimento, sino los «frutos de la Tierra» que el Señor les ha dado. ¡Magnífica imagen de la Pascua Cristiana! Nuestro «Josué» (JESUS) nos ha introducido ya en la participación de los dones de Dios en la Iglesia; no obstante, hasta que atravesemos el Jordán, no habrá Pascua completa.«Gusten y vean qué bueno es el Señor»: La resonancia eucarística de este salmo responsorial acompaña y complementa la lectura anterior. Es la Eucaristía, en efecto, la celebración y la manera de participar en la Pascua de Jesucristo. Para nosotros, la Eucaristía es, al mismo tiempo, maná para el presente tiempo de desierto y comunicación con la gloria de Cristo.«Dios nos ha reconciliado consigo en Cristo»: El tema que desarrolla San Pablo en su segunda Carta a los Corintios es: la reconciliación; Cristo que «nos reconcilió con Dios». La iniciativa de la reconciliación viene de Dios, por Jesucristo, La misión apostólica está íntegramente al servicio de esta reconciliación, para proclamarla y para comunicarla, como embajadores y como ministros consagrados y enviados por Cristo.El sentido profundo del ministerio está muy descrito en estas frases de San Pablo, especialmente el ministerio de la reconciliación: «en nombre de Cristo, en la persona de Cristo”.«Este hermano tuyo estaba muerto y ha resucitado»: La reconciliación es un tema esencial en la Cuaresma. No es una sorpresa que el Evangelio recae sobre el mismo tema de la epístola, usando la famosa parábola del hijo pródigo. El capítulo 15 del evangelio de Lucas es un magnífico retablo formado por tres parábolas en el que podemos contemplar el rostro misericordioso de Dios. En este Domingo leemos la tercera de ellas, la del «Hijo pródigo», que hemos rebautizado con un nuevo nombre: la parábola del «Padre misericordioso».La actitud de Jesús para con los pecadores -crítica ante el comportamiento de los fariseos y jefes del pueblo- provoca la parábola de la misericordia por excelencia. En el centro de la parábola está el misterio de la reconciliación -el paso de la muerte a la vida- proclamado por San Pablo, realizado por Jesucristo, obra del Padre-Dios.Algunas preguntas para pensar durante la semana1. Considera los casos reales que conoces en que el pecado deshumaniza a las personas, así como los vicios.2. ¿Qué lugar ocupa en mi vida el Sacramento de la Penitencia? ¿Con qué periodicidad? ¿Qué puedo hacer al respecto? Uncategorized