¿Automóvil mata moto, moto mata cicla y todos matan peatón?Por Carlos Enrique Botero RestrepoArquitecto Universidad del Valle; Master en Arquitectura y Diseño Urbano, Washington University in St: Louis.Profesor Maestro Universitario, Universidad del Valle. Ex Director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Valle (de2012 a 2015) y Director del CITCE (Centro de investigaciones Territorio Construcción Espacio) de 2006 a 2010.El viernes próximo, 22 de septiembre, muchas ciudades del mundo celebrarán el día sin carro. Para algunas, como Bilbao (España) será un programa de toda la semana dedicada al tema de movilidad limpia alternativa.En Cali, en sus dos sedes, y en las nueve sedes regionales de la Universidad del Valle, se celebrará el día sin carro y sin motoEn Cali, en sus dos sedes, y en las nueve sedes regionales de la Universidad del Valle, se celebrará el día sin carro y sin moto. Muchas de las cerca de 30000 personas, entre estudiantes, profesores, empleados, trabajadores y visitantes, harán el esfuerzo de prescindir por un solo día del vehículo automotor. Quienes usualmente arriban al claustro a pie, en transporte público y en bicicleta –en número creciente-, se sentirán de repente acompañados y, con toda seguridad, percibirán un ambiente diferente, más limpio, más atractivo. Redescubrirán lo que siempre estuvo allí pero que no se disfruta porque la circulación, entrada y salida de vehículos, no permiten disfrutar del espacio común porque hay que estar alerta para evitar atropellos. Durante toda la mañana en la Ciudad Universitaria se adelantará un programa de conferencias que buscan alentar un creciente sentimiento vital por rescatar, en últimas, el elemental ejercicio peatonal cotidiano.Se está creando conciencia, remarcada por eventos como éste. Sin embargo, cabe preguntarse por el peatón, el que no es ciclista y que aún puede ser atropellado por éste. Es la más desamparada condición a pesar de ser la más humana de todas. Para el peatón la bicicleta representa una especie de órtesis individual –aunque suene redundante- que le facilita complementar sus funciones locomotoras. Un bus, por su parte, representa una órtesis colectiva mediante la cual se comparte con otros peatones la posibilidad de desplazarse mayores distancias en menor tiempo. Se trata, en todo caso, de ayudas temporales, que una vez usadas le permiten recuperar su condición elemental de peatón. Todos somos peatones antes que ciclistas, motociclistas, conductores y para poder actuar como pasajeros.muchas esperanzas para que los peatones cuenten con la posibilidad de ejercer el más elemental, sagrado y eterno derecho ciudadano de disponer de su propia vía, el andénExiste la promesa y la expectativa para que quienes se desplacen en bicicleta en Cali tengan mejores condiciones de seguridad a partir de la construcción de una verdadera red de ciclo rutas. No existen, por lo contrario, muchas esperanzas para que los peatones cuenten con la posibilidad de ejercer el más elemental, sagrado y eterno derecho ciudadano de disponer de su propia vía, el andén, por el cual pueda recorrer distancias que, siendo básicas, le permitan sentirse vivo por hacerlo. Un habitante de ciudad puede recorrer fácilmente un kilómetro desde su casa hasta cualquier otro punto, un poco más o un poco menos, sin cansancio ni fatiga. El hacerlo incluso le ayuda a fortalecer sus condiciones físicas, siempre y cuando tenga el espacio real y efectivo para hacerlo, y hacerlo seguro y con placer.Todo esto nos remite al tema del espacio público, el escenario insustituible, imprescindible para la vida en la ciudad. De su calidad depende en gran medida la calidad de vida en sociedad. La misma que permitiría superar la macabra idea de que automóvil mata moto, moto mata cicla y todos matan peatón. Uncategorized