Jean Nicolás Mejía H

Profesional Ciencias políticas – Pontificia Universidad Javeriana Bogotá. 28 años,  Máster en cooperación internacional y organizaciones internacionales de la Universitat de Barcelona


La consultora Eurasia Group identificó a mediados del 2022 que la principal amenaza global del año era la política anti covid que maneja el gobierno chino en su territorio, en su reporte anual sobre los principales riesgos geopolíticos. Ahora las cosas parecen salirse de control en el país asiático. 

El gobierno ha venido aplicando una política “cero” covid para frenar los brotes de la enfermedad dentro de sus regiones, política cuya base del éxito radica en duros confinamientos en las principales ciudades, y un aislamiento sistemático del país en su región, lo que irremediablemente traería problemas para la economía del sudeste asiático, pues China juega un papel importante en la economía circular no solo de Asia-Pacífico, también a nivel global. 

Derivado de los duros confinamientos en las ciudades y del aislamiento al cual han sido expuestos los ciudadanos chinos durante todo el 2022 -en contraste con las otras regiones del mundo, en donde el virus parece hacer parte ya de la cotidianidad sin que se afecte el estilo de vida promedio- la economía china, y por ende la mundial, ya siente las consecuencias. 

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El crecimiento económico de la nación asiática no superará el 3% para el final del cuatro trimestre del año (muy por debajo de las expectativas del gobierno) algo que en la recesión global que se vive puede ser catalogado como “consecuente”, pero que en comparación con la economía pos covid es un salto de alerta: el crecimiento de la economía estadounidense sólo en el último trimestre fue del 0,6%. 

El daño parece ir mucho más allá. Al ser China un eslabón clave en la economía global -siendo un actor clave en la cadena de suministro-, el comercio internacional se ve frenado y ralentizado por los confinamientos locales en territorio chino. Según Nancy Qian, profesora de Economía de la Escuela de Administración Kellogg de EEUU -en conversaciones con la BBC-, afirmó que el impacto es tan negativo, que no solo es el decrecimiento más alarmante en décadas de la economía china, sino que esta reconfiguración comercial potenciará a la entrada en recesión de la mayoría de países del mundo para 2023.

Pero más allá del daño que está sufriendo la economía local y la internacional, la población china está llegando a niveles de frustración sin precedentes – debido a los estrictos confinamientos-, y el catalizador de esta frustración está resultando ser el mundial de Qatar 2022. Los confinamientos primero crearon temores en los ciudadanos, por un lado a ser puestos en cuarentena al saltarse dichos confinamientos, y por otro lado a la falta de acción del gobierno central, que ha construido su estrategia a base de restricciones, por lo que los planes de vacunación e inmunización no están en la agenda y tomarán mucho más tiempo del necesario. 

Sin embargo la visibilidad que se le está dando al mundial en China -a pesar de no haber clasificado- está ocasionando que el número de protestas – y protestas que terminan en violencia y en enfrentamientos con las autoridades- crezcan exponencialmente, al punto de que se ha convertido en un problema a nivel nacional: en la pequeña ciudad de Urumqi al menos 10 personas perdieron la vida en los enfrentamientos derivados de las masivas protestas. 

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Los ciudadanos chinos salen  a la calle a enfrentar las restricciones porque pueden ver por medio de la transmisión no solo como se desarrolla el evento deportivo más visto y más seguido a nivel mundial sin restricciones físicas, sino también de  la falta del uso de tapabocas y de protocolos de sanidad – que a pesar de estar presentes- contrastan con las duras medidas adoptadas en China. Ya son millones de personas las que salen a protestar a las calles, poniendo prácticamente en jaque la autoridad y legitimidad de las decisiones del régimen de Xi Jingping, lo que se ha convertido en una verdadera preocupación a nivel gubernamental. 

El gobierno ha anunciado reiteradamente que eventualmente los confinamientos se levantarán, en un intento por calmar los ánimos de la población china, pero la estrategia más que de contención, debe ser de atención y planificación, puesto que China no ha superado el umbral de inmunidad de rebaño -a casi 3 años del inicio de la pandemia-, por lo que los brotes aún pueden colapsar el sistema sanitario; un escenario que se vió en la mayoría de regiones en el 2020 y 2021. 

Muchos países se aliaron políticamente y comercialmente para contener la crisis del covid y poder recuperar el rumbo económico pos pandemia, y China podría jugar a esa estrategia, más aún cuando cuenta con excelentes socios en la región que han sabido sortear la enfermedad y mantener a flote sus economías.