María del Rosario Guerra
Senadora de la República
Bogotá fue escenario de la III Cumbre Transatlántica de la Red Política por los Valores.
El momento es coyuntural. El mundo es testigo de la falta de valores, el irrespeto por la vida y el olvido a que han sido sometidos los ideales de forjar, sostener y respetar el concepto de familia.
Urge un análisis a fondo de estos fenómenos que aquejan y golpean a la sociedad.
Es por ello que este viernes seis de abril, legisladores, líderes políticos y miembros de los gobiernos de Europa, América del Norte Y América del Norte nos congregamos para compartir la legislación en temas de familia, la vida, la objeción de conciencia y la libertad de culto; valores fundamentales de nuestra sociedad.
Colombia no es ajena a estos fenómenos. Hoy nos preocupa los embates que tienen las familias con la drogadicción, el alcoholismo, las separaciones y la violencia en contra de niños y mujeres
Otro de los temas que preocupa es la práctica del aborto y los intentos del Estado de invadir el ámbito de los padres en la educación de los hijos.
En el caso del aborto, que si bien está despenalizado por concepto de la Corte Constitucional en tres circunstancias, no se puede hacer apología del mismo. La vida hay que defenderla en todas las formas.
Lo que hay que hacer es acompañar a todas las mujeres que estén en esa circunstancia para que puedan tener otras opciones, como la adopción.
Siempre he promovido los derechos a que se respete a la mujer y su dignidad, pero nadie puede quitarle la vida a otro y menos a un indefenso como es un no nacido.
El Gobierno, el legislativo y la sociedad civil tenemos que fortalecer la familia, especialmente la constituida por mamá y papá donde hay amor y respeto a los hijos; así como apoyo a los vulnerables como los son los adultos mayores y los menores de edad.
Es importante que se respete a aquellas personas que sus fueron íntimos objetan en conciencia a prácticas que violentan sus más profundos principios.
Finalmente es importante que nuestro país recupere esas bases sólidas en virtudes, cualidades, capacidades, aptitudes, ahora en el año del Bicentenario como República, que han hecho de esta una Nación de valores y principios.