Nicolás Ramos G
Ingeniero Civil , ex gerente de Emcali y ex Presidente de la SMP
Siempre se ha dicho que los malos gobiernos los eligen los buenos ciudadanos que no votan. El actual desgobierno, no se puede llamar de otra manera, es un ejemplo. En las próximas elecciones puede ocurrir lo mismo. Los buenos ciudadanos que permanentemente critican al gobierno, el día de las elecciones olvidan su deber de ciudadanos de votar, un privilegio de los países democráticos y permiten que unas minorías, muchas mal orientadas o ignorantes, nos gobiernen con las graves consecuencias que ello le trae al país.
Siempre se ha dicho que solo el cumplimiento de los deberes engendra los derechos, pero en el caso electoral, no cumplir el deber origina que luego el país sufra los efectos de un mal o pésimo gobierno, que como el actual, llegó a la presidencia con el ánimo de cambiarlo todo y así lo pretende sin que lo que propone obedezca a estudios serios y responsables para mejorar el ordenamiento del país. Por eso vemos el actual desgobierno empeñado en calificar a los que crean empleo a través de la industria, que no se forma a la carrera y sin capital, como los malos y a los asesinos, narcotraficantes y delincuentes como buenos. Estos son también quienes manejan el dinero en bolsas o talegas ya que no pueden mostrar su origen.
Lo hemos dicho anteriormente, se puede repartir tierra, pero para que esto pueda funcionar, se debe construir previamente la infraestructura de vías, agua, energía eléctrica, escuelas, hospitales en la zona a repartir y a cada familia que se le adjudique unas cuantas hectáreas se le debe dar también un mínimo, seguramente mal calculado de 500 o más millones de pesos para que pueda vivir con todos sus hijos y construir una vivienda, comprar herramientas, abonos, semillas, sembrar y esperar un año o más para la primera cosecha. ¿Tiene el gobierno esos recursos para que la cantaleteada reforma agraria sea ciertamente un programa de desarrollo? Las grandes empresas agrícolas e industriales han tomado muchos lustros para alcanzar lo que son y unas nuevas igual de eficientes no se logran en un año o dos, toman décadas, cuando no centurias contando con el esencial capital.
Para concluir, si realmente queremos a nuestro país, en las próximas elecciones nadie se debe quedar en la casa, debemos salir a cumplir con el deber de votar para elegir a los mejores y que así nuestra patria no siga cuesta abajo o mejor dicho marchando a la ruina y al desorden total. Antes que huir, como los valientes, dar la pelea por la salvación de la patria.
No olvidemos nuestro himno patrio: Soldados sin coraza ganaron la victoria y su varonil aliento de escudo les sirvió.