Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.
El manejo improvisado e irresponsable de los asuntos públicos de la ciudad, ha generado una crisis de gobernabilidad en cabeza de un alcalde y de un concejo municipal que poco a poco perdieron su capacidad de liderazgo y su vitalidad para dirigir, orientar y administrar la ciudad, que requiere de un nuevo tratamiento de sus problemas acorde con las necesidades e intereses comunes de los caleños.
Para esto es necesario desterrar la improvisación y la falta de una adecuada planificación del desarrollo, cuyos efectos indeseables y negativos generaron un estancamiento del verdadero progreso de la ciudad y de sus habitantes. Además será necesario adelantar una campaña contra las tendencias autoritarias en el manejo de los asuntos públicos que se han venido entronizando al interior de la administración municipal, impidiendo de manera sistemática la participación de los ciudadanos en la solución de los problemas que los afectan, generándose con ello un enfrentamiento entre los funcionarios de la administración y la comunidad.
Toda esta situación se refleja en la forma y manera como se resuelven los problemas, incluso algunos asuntos menores de simple ocurrencia en la ciudad, cuándo no es que el alcalde asume determinados comportamientos que riñen con el buen trato y la ponderación que deben tener los gobernantes frente a la comunidad. Tales excesos de autoridad se revelan con el tratamiento que se les ha dado por ejemplo, a los contribuyentes de valorización, a quienes les exigen el pago por unas obras que no se construyeron o con la imposición de pico y placa a los conductores de motos de acuerdo con el plan de movilidad PIMU, que por lo demás fue suspendido temporalmente para ser a partir del 1 de enero del próximo año con la posesión del nuevo alcalde para Cali, al igual que la autorización del parrillero en dichos vehículos, lo cual por supuesto no deja de tener un tufillo demagógico y populista en época electoral.
En relación con el panorama político social, urbanístico-ambiental de la ciudad, no sobra recordar la actitud dictatorial del alcalde de construir de acuerdo con METROCALI la estación del MIO en el sector del Valle del Lili, no obstante las quejas y reclamos de los habitantes del sector. Así mismo no hay que olvidar la manera irresponsable de administrar a EMCALI sumida en una crisis económica, financiera y operativa; hechos estos que deben llevar a los caleños a reflexionar sobre la idea de no elegir a un candidato para la alcaldía que se le salga de las manos el control administrativo, político y social de la cosa pública. Y que además pretenda gobernar con un modelo de gestión autoritario como se ha hecho en las últimas dos décadas, lo que que hace imposible un manejo equilibrado y adecuado de las condiciones reales y objetivas del desarrollo de la ciudad.
Está claro que los caleños aspiran a que sus gobernantes atiendan oportunamente sus necesidades y solucionen sus problemas con la aplicación de políticas integrales y no con la ejecución de simples paleativos de carácter asistencialista o con la idea de que construyendo la infraestructura física, urbanística, educativa, en salud o en vivienda, se resolverán los problemas de la movilidad, del transporte masivo, se aumente el número de niños en las escuelas, o de los ciudadanos obteniendo atención rápida y oportuna en salud, o reduciendo el déficit de vivienda o reclamando mayor seguridad contra el delito, que es precisamente a lo que se dedican los gobernantes, tal como sucede con el alcalde Armitage, que aparece como un ejemplo a seguir por el candidato oficial de la administración que se reproducirá en el cargo de alcalde municipal al servicio de determinados intereses económicos y políticos disfrazados de interés general.
Veeduría Ciudadana por La Democracia y La Convivencia Social
El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición Indispensable para el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social