Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.
La corrupción es un fenómeno social que tiende a permear todos los espacios de la vida social. En el caso colombiano la corrupción ha penetrado buena parte de las instituciones e instancias del poder privado y público y su origen se remonta a varias décadas atrás determinada por diversos factores especialmente de carácter económico y político.
el destape de la corrupción en las altas esferas de la Justicia ( CSJ ) no es algo nuevo
Lo que ha sucedido en la actualidad con el destape de la corrupción en las altas esferas de la Justicia ( CSJ ) no es algo nuevo si se tiene en cuenta que desde diferentes organismos sociales, medios de comunicación y ciudadanos, se han denunciado ciertos comportamientos de algunos funcionarios públicos que lindan unas veces con el Código Disciplinario y otras con las normas del Código Penal y de la ética profesional, sin que se preste atención y menos se inicien las investigaciones correspondientes, que en el evento de que se activan, terminan archivándose en los anaqueles de las dependencias oficiales de los órganos de control, disciplinarios y judiciales. Esta circunstancia ha llevado a que los ciudadanos desconfíen de la justicia e incluso traten de resolver sus asuntos al margen de la misma generando una crisis de legalidad que afecta el orden institucional en su conjunto.
Por supuesto que una sociedad como la nuestra en donde el interés individual prima sobre el social y la libertad del individuo se convierte en una posibilidad de obtener beneficios para si mismo a costa de utilizar como medios e instrumentos a los demás, siempre encontrará e estos la forma de lucrarse apelando para ello incluso al delito, tal como ha sucedido en este caso con los ex magistrados y ex presidentes de la Corte Suprema de Justicia que según se dice, recibieron dineros de manos de ciertos personajes de la vida económica, política y social, a cambio de retardar, archivar o resolver favorablemente sus procesos en donde aparecen presuntamente involucrados con la comisión de varias infracciones a la ley penal.
De esta manera los funcionarios de marras cumplen con sus propios fines y objetivos que en última instancia se reducen a la acumulación de riquezas en una sociedad y Estado en donde las relaciones entre las personas adquieren el carácter de cosas (mercancías) y no cuentan para nada los principios ni los frenos morales, y el poder del dinero se convierte en un factor determinante con que se justifica cualquier cosa como el delito y el empleo de la violencia.
el valor supremo con el cual se trafica, se compra y se vende la conciencia, se adquiere poder y se compra la vida, y la honra de las personas.
El ser humano de hoy en nuestra sociedad capitalista no aspira a cosa distinta que a tener éxito en sus negocios, a ser un triunfador sobre la base de concentrar en sus manos ingentes cantidades de dinero erigido como el valor supremo con el cual se trafica, se compra y se vende la conciencia, se adquiere poder y se compra la vida, y la honra de las personas.
Y de ahí que pensemos que la alternativa de solución a los problemas generados por la corrupción no se resolverán con simples reformas constitucionales y legales, atinentes a la escogencia y juzgamiento de los magistrados de las altas Cortes o la supresión de las facultades y competencias de carácter electoral para elegir a ciertos funcionarios del Estado, como tampoco para sustituir la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes por un Tribunal de Aforados que juzgue la conducta de los magistrados, etc.
En este caso es menester que las fuerzas democráticas y progresistas del país no se opongan a la descomposición de aquellas costumbres y principios
democráticos que inspiran confianza en el ser humano, en el triunfo de la razón, el trabajo honrado y el progreso social frente a las costumbres degradantes que encarnan gran parte de la institucionalidad y de una sociedad que se ha dejado arrastrar por el lucro y la actividad delincuencial para obtener beneficios propios sacrificando así el interés general que representa la sociedad.
Veeduría Ciudadana por La Democracia y La Convivencia Social
El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición Indispensable para el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social