Nicolás Ramos G
Ingeniero Civil , ex gerente de Emcali y ex Presidente de la SMP
Hoy el consumo humano está basado en la llamada “economía lineal” o sea tomar la materia prima, producir para luego desechar, creyendo que los recursos del Planeta son infinitos. El crecimiento poblacional desmesurado más la evidencia de que los recursos renovables se están agotando, hace necesario cambiar la forma del consumo para que la situación del planeta no sea irreversible antes de 12 años.
Según la ONU, durante el Siglo XX se usaron 34 veces más materiales de construcción, 27 veces más minerales, 12 veces más combustibles fósiles y 3.6 veces más biomasa que en siglos anteriores. Igual en el 2018 la demanda global de recursos fue 1.7 veces mayor de lo que puede soportar el planeta en un año e igual se enviaron a los ríos y mares miles de toneladas de basura que los están degradando.
Lo anterior ha llevado al desarrollo de la llamada “economía circular”, también conocida como “economía en espiral” o “de bucle”, o sea, reparadora y regenerativa, que busca conseguir que los productos, componentes y recursos en general mantengan su utilidad y valor en todo momento, es decir, no se conviertan en desecho al final de su vida útil. Es necesario, pero nada fácil, cambiar el concepto que hoy se tiene de la economía.
El cambio requiere inversiones y pese a su necesidad y urgencia, tomará tiempo, dado que están comprometidos productores, empleados y especialmente consumidores, quienes están acostumbrados a la moda de comprar, comprar y botar.
Según la ONU, la economía circular podría reducir entre 80 y 99% los desechos de algunos de los sectores industriales y entre 79 y 99% de sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Menciona una funcionaria de la ONU: “Básicamente, sería decir que tenemos que inspirarnos en la naturaleza, en donde no existe el concepto de desperdicio. Todo lo que la naturaleza genera es un insumo o alimento para otro organismo.
Pensemos en el bosque: las hojas de un árbol se convierten en abono para la tierra; un animal muerto, llega otro y lo come. Todo es un flujo cerrado en el que todo fluye”.
Sumado a lo anterior y con premura, es necesario reducir la emisión de gases de efecto invernadero e inclusive retirar de la atmosfera miles de millones de toneladas de dióxido de carbono cada año.
Viene a colación lo dicho por un grupo de científicos de que en el Teatro de la Tierra ya no hay sillas para tanta gente.