Por Guillermo E. Ulloa Tenorio
Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.
El alcalde Ospina anunció se realizará la Feria de Cali, en su versión 2020, en forma virtual, en razón a las condiciones de la pandemia del covid y a un costo de $ 11,000 millones.
Argumenta y sustenta la decisión de virtualidad, primero en la amenaza de un segundo brote de propagación del virus, similar a los presenciados en Europa, lo cual podría ocurrir finalizando el mes de noviembre. En segundo lugar, como elemento dinamizador económico para reactivar el castigado sector cultural de la identidad caleña de baile, sus escuelas, música y alegría decembrina.
Son razones importantes y transcendentales, pero a su vez, controversiales. La controversia no es por el valor a invertir, el cual, independiente del monto, siempre tendrá justificación presupuestal. Tampoco por el argumento de reactivación, indudablemente necesario. Ni por la salud de artistas y asistentes, prioridad global y nacional.
El verdadero debate es mas filosófico político. ¿Es función del estado municipal continuar con una política asistencialista, en vez de generar condiciones para la sostenibilidad de la industria cultural?
En la primer administración Ospina, se destinó una partida de $ 45 mil millones, equivalentes a casi $ 60 mil de hoy, al programa de Guardias Cívicos, el cual no resultó en mejorar condiciones de fomento de cultura ciudadana, argumento, utilizado en ese momento para la justificación del programa.
En las administraciones Guerrero y Armitage la nomina paralela del municipio y sus entidades descentralizadas superaron 10,000 empleos, a un costo superior a los $ 350 mil millones, hechos denunciados por caliescribe.com. Investigaciones resultantes en sanciones a los funcionarios. Ellos fundamentaron la necesidad en reactivación económica y generación de empleo. Las estadísticas de desempleo no mostraron resultados positivos.
Aparentemente estas erogaciones correspondían a satisfacer alimentos burocráticos en contraprestación de aprobaciones favorables de las respectivas administraciones ante el Concejo Municipal, permitiendo pasar por alto la vigilancia de los órganos de control.
La Alcaldía, a través de las Secretarías de Cultura y Desarrollo Económico, deben ser articuladores promocionales de las actividades culturales y no cómplices de políticas asistencialistas subvencionadas con recursos del contribuyente. Tienen la capacidad de ejercer programas de fomento turístico, realización de conciertos y presentaciones virtuales permanentes, fortalecimiento de programas de formación musical y danza, robusteciendo esquemas de becas estudiantiles que a su vez vigorizan las academias que pregona el alcalde necesitan apoyo y fomento económico. Pueden incentivarlas mediante alivios fiscales y cofinanciación con recursos del estado central, a través de los respectivos ministerios y agencias promocionales previstas con esos fines.
“Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enseñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida.”, debe ser el proverbio Chino aplicable a la Feria de Cali.