Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.
La concurrencia de diversos partidos y movimientos políticos que compiten por alcanzar la alcaldía de la ciudad se asemeja a la que se libra entre las fuerzas económicas que compiten en el mercado. Dicha competencia se apoya en el principio del pluripartidismo con el cual se argumenta el carácter democrático del régimen político, cuya existencia depende en buena parte del hecho de que las clases dirigentes como cualquier otra clase social no es homogénea y sus integrantes pertenecientes a diversos sectores y grupos políticos y sociales que se enfrentan entre sí en la lucha competitiva por el poder, en este caso por la alcaldía de Cali, que desde hace más de dos décadas se ha convertido en un fortín codiciado para la realización de ciertos y determinados proyectos y programas económicos y políticos de los cuales se viene lucrando un sector exclusivo y excluyente de la sociedad caleña.
En medio de la campaña electoral y a pocos días de llevarse a cabo las elecciones para elegir al nuevo alcalde entre los diversos candidatos, se especula en torno a la posibilidad de realizar ciertas “alianzas políticas” que constituyen una actividad encaminada a obtener y garantizar el apoyo de diversos sectores políticos y sociales para lograr acceder en esta ocasión a la alcaldía de la ciudad sobre la base de acordar algunos aspectos programáticos y la aplicación de algunas políticas, o simplemente adherirse al candidato más opcionado en las encuestas de opinión.
Por supuesto que en este caso no se trata de unir a todas las fuerzas democráticas y progresistas para realizar los cambios que requieren la ciudad y sus habitantes, sino para asegurar la continuidad de las políticas que en el fondo no son más que una expresión concentrada de las relaciones económicas sobre las cuales se desarrollará la construcción de la nueva ciudad-región de servicios que se convertirá en una de las urbes mas costosas de todo el país, al tiempo que se busca garantizar a los viejos y nuevos empresarios de la construcción, el turismo, el deporte y la cultura, el espacio suficiente para realizar toda clase de negocios lucrativos a partir del nuevo modelo de ciudad Distrito Especial del sur-occidente colombiano.
Ya veremos desde el punto de vista político como poco a poco se sustituirá el denominado pluripartidismo que caracteriza la competencia electoral que libraron los candidatos por el monopartidismo, mediante el cual se logra centralizar el poder político en cabeza de un solo partido y candidato (Jorge Iván Ospina, o Roberto Ortiz “Chontico” o quizás Eder), que pasarán a dominar a todos los demás partidos y a propender por el establecimiento de un régimen plutocrático en el cual el alcalde y su equipo de gobierno se convierten en voceros y representantes de los sectores mas pudientes ligados al gran capital financiero nacional y a los contratistas que hacen parte de la clientela política que financian la campaña electoral.
En tales circunstancias los ciudadanos caleños no deben esperar que de los acuerdos y de las alianzas que convienen a los candidatos surja el verdadero representante del pueblo y defensor de sus intereses y derechos políticos y sociales. Pero además los ciudadanos no deben convertirse en masa disponible del candidato o candidata a cambio del ofrecimiento de prebendas electorales. El ciudadano consciente de su deber político y social no debe dejarse deslumbrar con las palabras y los discursos de los candidatos que ofrecen soluciones para todos los problemas de la ciudad y de sus habitantes, generalmente desprovistas del sustento económico, financiero y jurídico.
Así mismo quien vota por el candidato menos malo o por quien según las encuestas aparece como posible ganador, lo que hace es actuar como una persona manipulable que será presa fácil del engaño y de la traición y que finalmente terminará conformándose con el candidato que eligió o protestando contra el elegido y su gobierno en la tienda de la esquina, del café o del centro comercial en donde se reúne con sus amigos y familiares.
Una opción democrática contemplada en la Constitución y en la ley es VOTAR EN BLANCO como una forma razonable de participar en la contienda electoral que tendrá que ser complementada con la lucha de los ciudadanos por la unidad, la organización y la movilización conscientes en la defensa de sus derechos y libertades individuales y colectivas, como posible alternativa para construir una nueva realidad social y política acorde con la satisfacción de las necesidades comunes de todos los caleños y vallecaucanos.
Veeduría Ciudadana por La Democracia y La Convivencia Social
El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición Indispensable para el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social