Por Guillermo E. Ulloa Tenorio
Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.
El Alcalde Ospina realizó la “toma simbólica” del actual lote del antiguo Club San Fernando, como testimonio de una de sus promesas de campaña plasmado en su discurso de posesión de entregar un espacio público lúdico para la ciudad. Pese a que la Sociedad de Activos Especiales (SAE), entidad encargada del predio, había realizado entrega del lote hace dos años al mismo Municipio, la administración Armitage no manifestó interés en comprar el predio, por considerar de inconveniencia presupuestal. La SAE, encargada de bienes incautados al narcotráfico, procedió como es su mandato, poner en venta, mediante subasta pública el conjunto de 22,000 metros cuadrados, estableciendo fecha para el mes de Enero 2020.
Las buenas intenciones del alcalde Ospina en entregar nuevos espacios a la ciudad son loables. Se sumarían el lote del parque de diversiones en frente de Cosmocentro y la ampliación del Parque de la Salud en Pance. Muy seguramente la SAE debe por concepto de impuestos prediales y complementarios de las propiedades en su poder sumas que podrían ser aportadas, en cruce de cuentas, para la compra del municipio de los predios, convirtiendo un activo de cuentas por cobrar en patrimonio municipal.
Pero más allá de la conveniencia y limitación fiscal lo importante para una toma de decisión acertada es presupuestar los diseños, construcción y mantenimiento de los bienes públicos que se requieren. Es por ello que no podría la administración colgarse otro amuleto que termine adornando el largo collar de elefantes blancos que ostenta la ciudad.
Los ejemplos de costosos elefantes verdiblancos, por falta de decisión administrativa municipal son incontables.
Quizás el más notorio es la iniciativa de renovación urbana de la céntrica Ciudad Paraíso. Han pasado cuatro administraciones, quince años, y aun no se supera la etapa de compra de predios y demolición de las casi quince hectáreas que contemplan el proyecto.
En el diseño el municipio, en solidaridad con la Fiscalía, donó el lote para construir el “bunker” de esa entidad, después del vil atentado contra el Palacio de Justicia. Han pasado diez años ante la negligencia de la Fiscalia en construir su sede y como esta contemplado en la escritura, el lote debe retornar al municipio. De la propuesta de construir la contigua Terminal del centro del MIO, aun no se conocen estudios preliminares de conveniencia, tráfico y viabilidad.
El otro notorio elefante blanco es el interminable parque lineal del Rio Cali, alameda que enluciría espacios peatonales en el centro, y cuyo costo se ha multiplicado tres veces llegando a la escandalosa cifra cercana a los $ 50 mil millones. Otra propuesta anunciada y cacareada en la administración del alcalde Guerrero del corredor verde ha sido tan recortada de su concepción inicial que solo queda un recuerdo viche.
La entrega del antiguo lote de los talleres del municipio, en frente de la Base Aérea, a un grupo constructor, que jamás construyó el centro comercial, también debe retornar al municipio y convertirse en el gran parque de oriente que requiere en esa poblada zona de la ciudad.
En la Comuna 21 el corredor ecológico y en todas las comunas, especialmente la 22, la infinidad de pequeñas zonas cedidas son esfuerzos ambientales que requieren debida planeación y presupuesto.
Si bien la toma simbólica del lote del San Fernando, con abejas incluidas, es inspirador mensaje, es el momento de aterrizar la visión de un ambicioso proyecto de convertir los elefantes verdiblancos en oportunidad de transformación y referente de Cali como ciudad verde continental.