Por Guillermo E. Ulloa Tenorio
Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.
El éxodo masivo de venezolanos huyendo la crisis humanitaria provocada por el irracional régimen Chavista, empeorado por la caótica situación económica que ha empobrecido una de las naciones más prosperas de América Latina del siglo pasado, sobrepasa 4 millones de refugiados. La cifra no dista del desplazamiento Sirio que llega a 6 millones de asilados.
La desesperación, hambruna, salubridad e inexistentes oportunidades implican pobreza absoluta.
De acuerdo a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el crecimiento exponencial hacia Colombia aumentó en un 1,132% el año pasado comparado al 2015. Aun no se tienen datos oficiales de este año, la cual muy seguramente superara estos alarmantes números. Nuestro país es receptor del 25% del éxodo. La agencia de Migración Colombia estima que 870,000 venezolanos ya son residentes, acercándose rápidamente a un millón de desplazados legalmente cobijados.
Venezuela, país hermanado por Bolívar, fue por décadas receptora de migrantes colombianos, aportando costumbres y culturas, que con el tiempo se fueron fusionando con esa población. Es una de las razones por la cual la migración venezolana encuentra en Colombia infinidad de semejanzas que difícilmente encuentra en Perú, Ecuador, Chile y Brasil.
Cali, como recientemente nos recordó Gustavo Álvarez Gardeazabal, tenemos eterna gratitud por su solidaridad después de la tragedia del 7 de Agosto de 1956, aportando a los damnificados del insuceso el Edificio Venezolano enfrente de los entonces talleres de Chipichape en la Avenida Sexta.
No debemos aterrarnos, atemorizarnos, ni ser inferiores al desamparo de nuestros hermanos.
Por el contrario las olas migratorias históricamente han sido bendiciones para los países receptores. Estados Unidos es ejemplarizante. Las olas migratorias europeas del siglo XVIII, llevaron empobrecidos irlandeses, italianos a la costa este, polacos, alemanes, austriacos al medio oeste norteamericano consolidando la agroindustria. La persecución judía de Hitler, le aportó a Nueva York el fortalecimiento de la bolsa de Wall Street. Y el “sueño americano” conquistó, desde mediados del siglo pasado, asiáticos, cubanos, latinoamericanos, africanos e hindúes, hoy ciudadanos norteamericanos ejemplares.
Recientemente fue publicado un estudio que arroja una teoría científicamente probada. Los profesores de la Escuela de Economía de París, Hippolyte D’Albis, la profesora de Economía de la Universidad Clermont Auvergne, Ekrame Boubtane, y el profesor de la Universidad París Nanterre, Dramane Coulibaly, concluyen que la reciente migración hacia Europa, causada por la guerra civil Yugoslava y la caída de la cortina de hierro comunista, ha sido un factor positivo para la economía de la CEC, reduciendo la tasa de desempleo, potenciando el crecimiento del PIB hacia un desarrollo socio económico sostenible.
Los migrantes venezolanos han sido fundamentales en actividades agroindustriales. En oficios como recolección de café, corte de caña y estibadores trabajan sin desplazar mano de obra nacional.
Las cifras de desempleo divulgadas esta semana son positivas, registrando un desempleo en las trece principales ciudades del 10.1%. Curiosamente las menores tasas de desempleo se evidencian en la Costa Caribe y Bucaramanga, las principales receptoras de la migración.
Con la sonrisa agradecida de haber encontrado una segunda oportunidad nos atienden a diario.
Bienvenidos