María del Rosario Guerra

Senadora de la República


El mundo sufrió un sacudón como ninguno. La sorpresiva llegada del covid-19 obligó a la humanidad a cambiar por completo su dinámica de vida, pasando de lo que conocíamos como “normalidad” a un estricto confinamiento, uso obligatorio de tapabocas e implementación de protocolos de bioseguridad para salvaguardar vidas y frenar la curva de contagio. No obstante, pese a los esfuerzos para prevenir el contagio y sus efectos, este virus ha cobrado tristemente la vida de 2.625.132 personas en el mundo; y más de 60.000 en Colombia.

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En materia económica y social el impacto de la pandemia ha sido una tragedia para los hogares, empresas y gobiernos. Los efectos aún no han sido medidos en su totalidad, pero estamos seguros que dejará cicatrices por varios años, y que exigirán apoyo nacional y entre países para la recuperación luego de los efectos devastadores en los ingresos, empleos y crecimiento de las economías. Confío en que después de un año dificilísimo tengamos lecciones aprendidas que nos permitan fortalecernos y disponer de mejor capacidad de reacción y acción ante otro posible evento de esta magnitud.

Esta semana se cumplió un año del primer caso registrado en el país de contagio de covid-19, y amerita revisar algunas decisiones del gobierno. Inicio diciendo que todos los días doy gracias a Dios por haber tenido al frente, en tan difíciles momentos, a un presidente como Iván Duque, sereno y responsable para tomar decisiones. Desde el primer día, Él junto con su equipo de gobierno le pusieron el acelerador al plan que sería la hoja de ruta para enfrentar la crisis sanitaria, económica y social que la emergencia desató. Han sido esas decisiones prudentes y acertadas las que permitieron no solo salvar vidas, sino responder a las necesidades de los ciudadanos, en especial de los más vulnerables, quienes se vieron duramente afectados por el confinamiento y cierre del 80% de las actividades productivas. 

El covid-19 le reconfiguró las prioridades al gobierno, y obligó al presidente Duque a enfocarse de lleno en la atención de la emergencia sanitaria, social y económica provocada por la pandemia, que en términos económicos nos dejó una caída del PIB de -6,8%, una tasa de desempleo del 15,9%, aumento de la pobreza al 44,7% y la pérdida de 509.700 micronegocios, entre otras cifras negativas. Sin bien el esfuerzo del gobierno ha sido contundente e importante, la magnitud de la crisis exige más. Se estima que en 2020 fueron destinados $27.6 billones para programas sociales, atención sanitaria y preservación del empleo. A ello se suman los recursos asignados para apalancar capital de trabajo y pago de nómina a través de garantías hasta del 90% con el sector financiero, y cerca de $40 billones de recursos generadores de liquidez a través del Banco de la República, entre otros. Se calcula que en total cerca de $130 billones se han destinado para atender los efectos de la pandemia. 

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En este sentido, quiero ponderar los resultados positivos que han tenido los programas sociales, y que según estimativos de Fedesarrollo habrían contribuido a mitigar en casi 4.5 puntos porcentuales el incremento de la pobreza. Para su ejecución, el gobierno destinó $12.3 billones en 2020. El novedoso programa Ingreso Solidario lanzado por el gobierno benefició a 3.084.987 colombianos, con una inversión de $4.3 billones; Colombia Mayor atendió a 1.678.994 ciudadanos con $2.8 billones; Familias en Acción llegó a 2.633.598 personas con $3.8 billones; 435 mil Jóvenes en Acción atendidos con $1.1 billones, y finalmente, la devolución del IVA por $375 mil millones a 1.000.000 de hogares. Para preservar el empleo y la supervivencia de las empresas, el gobierno Duque creó el programa PAEF que permitió proteger 3.9 millones de empleos con una inversión de $5.8 billones.

También quiero resaltar el fortalecimiento que ha tenido el sector salud durante la pandemia, el cual tuvo una inversión de $9.5 billones en 2020. Por ejemplo, en materia de infraestructura, fueron destinados $782.461 millones para dotación y mejoramiento hospitalario. Colombia pasó de tener 5.346 camas UCI a 12.000 en todo el país, llegando a territorios como Chocó y Buenaventura que antes no contaban con este servicio. Igualmente, pasamos de tener un solo laboratorio para el procesamiento de pruebas covid-19, a 165 avalados por el Instituto Nacional de Salud (INS), con capacidad para procesar 65.090 pruebas diarias. La telemedicina también se aceleró en esta contingencia. En marzo de 2020 eran atendidas por esta vía 1´194.000 personas, y en enero 2021 llegó a 10´600.000 pacientes.

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Pero el gran reto del Gobierno Nacional es avanzar en la vacunación y la inmunidad de rebaño. De acuerdo con la proyección del DANE, este año el país tendrá 51´049.498 habitantes. Para poder generar inmunidad colectiva, según evidencia científica, es necesario inocular al 70% de la población, es decir, 35´734.649 colombianos. Por ello el gobierno tiene garantizadas 61.5 millones de dosis para lograr que esa población esté vacunada este año.

Inmensa gratitud al presidente Duque y a su equipo, quienes han hecho una extraordinaria tarea. Esta pandemia puso a prueba no solo el talante y calidad de los gobiernos, sino la humanidad y formación del personal médico y de salud, primeros al frente de la atención de los pacientes contagiados. A ellos también mi gratitud, como a nuestra Fuerza Pública, trabajadores del campo y tantos otros colombianos que se han entregado con amor para hacer más llevaderos los difíciles momentos vividos. Los que hemos padecido y sobrevivido al covid-19 sabemos que sólo con disciplina, autocuidado, y disposición para atender las sugerencias de las autoridades saldremos victoriosos de esta pandemia.