Por Benjamín Barney Caldas
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle y especializaciones en la San Buenaventura. Ha sido docente en los Andes y en su Taller Internacional de Cartagena; en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, en Armenia en La Gran Colombia, en el ISAD en Chihuahua, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998, y en Caliescribe.com desde 2011
Urge terminar muy pronto el fortalecimiento del jarillón del río Cauca considerando una inusual crecida del río causada por el cambio climático, pues su rompimiento causaría muertes y afectaría muchas construcciones, como ya se advirtió en la columna ¿Ciudad? del 24/11/2005 de El País, y los servicios públicos de agua, alcantarillado y energía se verían afectados. Además se multiplicarían otros problemas prioritarios de Cali como su pobreza socioeconómica; la seguridad en la ciudad y el comportamiento cívico; la movilidad en ella (sistema vial, Mio, Tren de cercanías y equipamiento urbano); y a continuación se agravaría la crisis de Emcali y aumentaría la deuda pública.
La pobreza socioeconómica, la seguridad y el comportamiento cívico de los habitantes de Cali se interrelacionan de muy diversas maneras; a la pobreza, que no necesariamente genera delincuencia, hay que sumarle la informalidad de muchos trabajos; por su parte la seguridad no solo debe ser ante la delincuencia sino incluir también los incendios y desastres como la ruptura del jarillón, y siniestros naturales como sismos y vendavales; y el buen comportamiento cívico no solo se debe tratar del respeto a los otros en los espacios urbanos públicos y semipúblicos, sino también de la solidaridad con todos en tanto su seguridad, y evitando las discriminaciones socioeconómicas.
La movilidad en la ciudad, entendida como un todo y no apenas como la suma de sus distintas partes, depende primero de su trama vial, incluyendo vías, cruces a desnivel, ciclovías, andenes, paraderos y demás equipamiento urbano requerido, junto con las demarcaciones, semaforización y señalización que la organizan; además del transporte público: el colectivo, el Mio, y el masivo, el Tren de cercanías. Y las redes de acueducto, alcantarillado, energía y telecomunicaciones que acompañan dicho sistema vial, independientemente de si se trata de empresas públicas o privadas, deben incluirse en su planificación, diseño y mantenimiento, para evitar sus diversas y posibles
interferencias.
Prioridades que urgen acabar con la corrupción en los nombramientos y contratos públicos, escogiendo candidatos a la Alcaldía y el Concejo que tengan propuestas concretas al respecto, y lo mismo para los problemas prioritarios antes mencionados; y que cuenten con equipos de trabajo adecuados, que tengan una visión holística de la ciudad para que la entiendan como un todo y no al artefacto por un lado y a sus usuarios por el otro, que opten por la planeación a largo plazo, y por recobrar la cultura ciudadana en términos de educación cívica, y valoración y respeto por el patrimonio cultural material de Cali, que continúa amenazado, y por los paisajes que la rodean y su
biodiversidad.
En conclusión, la prioridad en las próximas elecciones debe ser lograr disminuir al máximo la abstención, convenciendo a los muchos ciudadanos que no encuentran candidatos idóneos, de que entonces voten en blanco y no se abstengan de hacerlo, ya que urge conformar un amplio grupo de control a los candidatos que sean elegidos -el Voto en Blanco- que haría entonces más evidente el que nuevamente los elegidos lo fueron por una minoría de los ciudadanos con derecho al voto y no por la mayoría de estos, como ellos proclaman, como suele suceder en el país desde hace años en muchos de sus procesos electorales; y que si el Blanco gana llevaría a nuevas elecciones con nuevos candidatos.