Por Benjamín Barney Caldas
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle y especializaciones en la San Buenaventura. Ha sido docente en los Andes y en su Taller Internacional de Cartagena; en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, en Armenia en La Gran Colombia, en el ISAD en Chihuahua, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998, y en Caliescribe.com desde 2011
Habría que globalizar algunos recursos, normas, usos y señales con los que se enfrentan los turistas, cada vez más en todo el mundo, buscando de paso volverlos menos turistas y más viajeros, y al tiempo proteger mejor las tradiciones históricas y culturales locales que ameritan sus viajes. Además se facilitarían muchas cosas ante las amenazas del cambio climático. Al fin y al cabo el lema de la COP25 en Madrid, del 2 al 13 de Diciembre de 2019, es: “tiempo de actuar”.
Usar sólo el sistema métrico internacional, los grados centígrados, el horario de 24 horas y sin hora de verano, el orden día/mes/año, y el voltaje único de la corriente eléctrica. Sistematizar del todo el pago con tarjeta, y pagar en Euros en Europa incluyendo el Reino Unido e Irlanda, con Dólares en Norteamérica y en Suramérica donde ya se usan en Panamá y Ecuador, o mejor con Bolívares (o como quieran llamarlos) si logramos por fin ponernos de acuerdo en algo.
Generalizar las referencias geográficas en todas partes, como en los puntos cardinales y poner este y oeste y no oriente y occidente, porque otra cosas es hablar de lo oriental o lo occidental. Denominar “planta baja” a los pisos a nivel de la calle, y hacia arriba primer piso, segundo piso, etc. y hacia abajo primer sótano, segundo sótano, etc.; numerar los apartamento y habitaciones de los hoteles de izquierda a derecha, pares a la derecha e impares a la izquierda.
Reglamentar la circulación de vehículos por la derecha en todo el mundo; cambiar el “pare” y el “stop” por una mano abierta simplificada; unificar todas las señales y demarcaciones de tránsito que aún no lo estén; que sean verdes las luces de posición traseras de los automóviles, como propone Sylvia Patiño con su ojo de fotógrafo, para que no se confundan con las rojas de parar; que los taxis tengan un mismo distintivo que permita identificarlos fácilmente.
Consolidar más andenes para gente con diferentes condiciones de movilidad; diseñar bien las escalinatas y rampas públicas. Tener más bancas en las plazas, parques y museos, y más baños públicos con trampa y no con una incomoda puerta, y separados y completos los de acceso con silla de ruedas, y al mismo nivel del local correspondiente; puertas de vaivén los espacios de uso público que faciliten su evacuación de emergencia; y zonas de WiFi gratis en más partes.
Que el Español, ya la segunda lengua más hablada en el mundo, se use, junto al ingles, en todas las indicaciones e informaciones en los lugares públicos en el Occidente (Greta Thunberg ya comenzó a aprenderlo). Y que al mismo tiempo se utilicen más imágenes para indicar diferentes cosas como ya se hace años con los baños públicos, salida y entrada, escaleras, ascensores, o restaurante, bar y cafetería, para comunicar también, por ejemplo, abierto o cerrado.
Aeropuertos mas sencillos, claros y expeditos, y sin centros comerciales o que estos estén adjuntos, y apenas con cafeterías y misceláneas; reducir el equipaje de mano en trenes y aviones, y limitarlo a máximo dos por pasajero; realizar los tramites de emigración y aduanas a la salida. En los hoteles suprimir las incómodas y peligrosas duchas dentro de las tinas; que en las habitaciones haya una banca alta para dejar las maletas y poder abrirlas, y ascensores con ventanas