Nicolás Ramos G
Ingeniero Civil , ex gerente de Emcali y ex Presidente de la SMP
Definitivamente permanecer en el subdesarrollo es un problema mental y esta aseveración la confirma nuestro ingreso por persona que es 18 veces menor que el de Holanda. Cuando el mundo está abandonando los vehículos con motores de combustión interna, nosotros seguimos olvidando el ferrocarril, transporte económico y eficiente que hoy en el mundo mejora día a día. El tren Shanghái Maglev corre a 429 km/h, el Italo y Freccisarossa viaja a 354 km/h, cinco trenes en el mundo viajan a más de 349 km/h y otros más rápidos están en prueba.
En 10/15 años no tendremos gasolina, pero seguimos olvidando los ferrocarriles, único medio de transporte que nos permitirá ser competitivos cuando logremos exportar con valor agregado y dejando de cambiar tecnología costosa como vehículos, maquinaria, ordenadores y teléfonos celulares, entre otros por azúcar, café, bananos o piña, esenciales en la vida, pero baratos en precio.
Volvamos a la cuenca alta del Río Cauca, el mayor emporio agrícola del país, que por habernos dejado cambiar la agencia para su desarrollo integral que era la antigua CVC por la actual, cuya gran obra con su nutrida burocracia son sus infantiles Cuentos Verdes, está hoy sin doliente.
Lo propuesto en el Plan del Agua 1990 es similar a lo realizado en la cuenca del Río Tennessee, hoy emporio agrícola con 64 embalses que lo regulan y generan electricidad, pero ya antes entre 1878 a. C. y 1814 a. C, los Faraones de Egipto escavaron un enorme canal que conectaba el Río Nilo con los pantanos del valle de Fayum y construyeron un embalse de 50.000 millones de mt3 que les permitió regular el Nilo en los inviernos y tener agua en los veranos, esa la razón de su gran auge económico.
De no adelantar cuanto antes el Plan del Agua estudiado desde 1990, lloraremos en pocos años, con el cambio climático, sobre la leche derramada que cuenta la fábula. Entonces no será fabula, será una triste y dolorosa realidad por no haber aprendido de la historia.
No podemos seguir mirando hacía atrás pensando que podemos cambiar la historia derribando estatuas; miremos hacia adelante para prevenir la catástrofe que se avecina, ya anunciada al mundo con los cambios catastróficos en el comportamiento del clima y el desborde poblacional que ya origina cerca de 2.000 millones de seres malnutridos o pasando hambre.
Aprendamos de los errores y aciertos del pasado y olvidemos el espejo retrovisor para no salirnos del camino. El atraso de 32 años en la ejecución del Plan del Agua 1990, nos costará ruina y muchas, pero muchas, lamentaciones y costosas lágrimas viendo el gran valle del Caucayaco seco o inundado.