El 29 de enero empieza a regir el nuevo Código Nacional de Policía y Convivencia que además de otorgar mas atribuciones a la policía se centra en aspectos como la seguridad, tranquilidad, protección de los recursos naturales y salud pública. Para un país con una cultura individualista y autoritaria en el que cada individuo pretende imponer su voluntad sobre los demás alterando la paz, tranquilidad y la vida cotidiana, el nuevo código puede quedar convertido en un catálogo de buenas intenciones porque ni el gobierno nacional ni locales promovieron ni hicieron pedagogía sobre su extenso contenido.
La pedagogía no debe estar orientada exclusivamente a hacer conocer el valor de las multas por infracciones ya que lo fundamental del Código es la Convivencia y de allí su nombre con claros objetivos específicos para mantener las condiciones necesarias para la convivencia en todo el territorio, propiciando en la comunidad comportamientos que la favorezcan en el espacio público, áreas comunes, lugares abiertos al público, promoviendo el respeto y el ejercicio responsable de la libertad, los deberes y derechos de las personas y promoviendo el uso de mecanismos alternativos o comunitarios para la conciliación y solución pacífica de los conflictos entre particulares.
Aunque existen demandas contra este código, la Corte Constitucional aun no se ha pronunciado definitivamente sobre su constitucionalidad especialmente sobre normas específicas. El nuevo código dá un tratamiento de especial importancia al espacio público con una definición amplia y extensa en la cual incluye el subsuelo, el espectro electromagnético, las áreas requeridas para la circulación peatonal, fuentes de agua, humedales, bienes fiscales, áreas protegidas y de especial importancia ecológica, etc. Al respecto la alcaldía de Cali no solo no lo ha divulgado sino que en los últimos seis meses no adecuó las condiciones para garantizar su cumplimiento y la convivencia entre los caleños.
Cali no tiene andenes por donde transitar pues en el centro, norte y sur de la ciudad están ocupados con los negocios de los vendedores ambulantes que van en aumento, y al interior de los barrios o no existen o se encuentran en mal estado, impidiendo que el peatón puede caminar en forma segura, en tanto que la administración municipal no adelantó ningún proyecto tendiente a recuperar por lo menos el espacio público en el centro de Cali, lugar de permanente paso de turistas y residentes.
Mientras el Estado y los gobiernos no cumplan con sus obligaciones en este caso el de garantizarles a los caleños el uso y disfrute del espacio público, la convivencia de la que habla el nuevo código no será una realidad en esta ciudad. Al contrario, a través de los medios se ha conocido que se está impulsando el uso de los parques en los barrios para actividades económicas como las de los trucks con comidas rápidas, lo cual constituye una mala copia de otros países.
La administración municipal tuvo tiempo suficiente para adecuar la estructura a las nuevas realidades y poder cumplir las obligaciones que le impone el nuevo código Nacional de Policía y Convivencia. En este caso al actual alcalde pareciera que poco o nada le interesa la seguridad y la convivencia del conjunto de los caleños regulada a partir de la entrada en vigencia del nuevo Código Nacional de Policía y Convivencia no obstante sus prédicas cotidianas en los barrios de la ciudad, sin que encuentren su expresión en hechos concretos y ajustados a la realidad social.
Veeduría Ciudadana por La Democracia y La Convivencia Social
El Control Ciudadano Sobre la Gestión Pública es Condición Indispensable para el Ejercicio de la Democracia y la Convivencia Social