Ganar siempre es bueno, para todos los deportistas, para los ciclistas y más para Nairo Quintana, el campeón del Tour de la Provence, un título que le llegó casi tres años después, desde aquel 14 de marzo de 2017, cuando se subió al primer cajón del podio de la Tirreno-Adriático.
El triunfo es excelente para él en la nueva etapa con el equipo Arkea-Samsic, pero hay que tomarlo con pinzas y como todo tiene su historia.
El ciclista boyacense fue unos de los artífices del recorrido del Tour Colombia 2.1, pero no pudo correrlo y no lo hizo porque su escuadra en Francia lo quería para que se estrenara en La Provence, carrera que comenzó el 13 de febrero y que coincidía con la competencia colombiana.
Era una buena oportunidad para él de correr en su casa, frente a sus seguidores para buscar el triunfo en la general de una carrera que no ha podido ganar.
En el 2018 fue segundo detrás de Egan Bernal. El año pasado fue quinto, pero se impuso en la etapa final en el alto de Las Palmas, pero en este 2020 no la corrió.
Cuando Arkea confirmó que no estaría en el Tour Colombia, la organización de la prueba planteó que Quintana hiciera parte de la Selección Colombia, fue una solicitud directa al equipo, pero el “no” del Arkea fue definitivo.
Desde el año pasado, Emmanuel Hubert, mánager del elenco francés, había dicho que en La Provence esperaba alinear a lo mejor de la plantilla del 2020 y Nairo era la gran contratación, el corredor para mostrar, por eso era imposible que estuviera en el Tour Colombia, porque lo necesitaban para la primera gran prueba en su país y, no solo eso, lo querían para que ganara, como lo hizo.
No tenía pierde. Era la carta para pelear el título, así lo afrontó y lo logró, fraguando su título en la etapa del sábado, de 140 kilómetros, con salida en Istres y llegada en el Mont Ventoux / Chalet Reynard, en la que partió siete kilómetros antes de la llegada y nadie lo paró. Se hizo inalcanzable, recordó sus mejores momentos que hace rato no se vivían, lo que confirma que se preparó para rendir en estos primeros meses de la temporada.
Eso lo ratifica que fue medalla de plata en la contrarreloj individual y cuarto puesto en la competencia de fondo de los Nacionales de Ciclismo, la cuota inicial de su forma para obtener el triunfo en La Provence.
Ahora, Nairo obtiene el triunfo en una carrera de la categoría 2 Pro, por debajo del World Tour y por encima de una 2.1. La victoria 41 de su carrera la logró frente a un lote en el que no estaban los peces gordos, con los que él se encontrará más adelante en París-Niza, Criterium Dauphuiné y en el Tour de Francia, para solo hablar de esas tres carreras.
Solo estaba Thibaut Pinot como gran rival, pero a diferencia del boyacense, el líder del Groupama estaba muy por debajo de su rendimiento, pues apenas comienza temporada. Además, el viernes pasado acusó problemas estomacales.
Aleksandr Vlasov, segundo en la general y de solo 23 años, así como su compañero en el equipo Astana Alexey Lutsenko no eran rivales que lo apremiaran, que lo exigieran al máximo.
Nairo Quintana triunfa en una prueba de cuatro etapas, al comienzo de temporada y sin Chris Froome, Egan Bernal, Tom Dumoulin y Primoz Roglic como sus grandes contrincantes.
La ilusión de verlo en el podio con los mejores del pelotón, pero es una gran incógnita si responderá en las grandes etapas de las mejores carreras y con los ‘chachos’ del ciclismo. Hay que decir que la victoria en La Provence le devuelve la confianza al ciclista boyacense de 30 años, sirve el título como inyección para la moral, para el ego, para pisar duro en el arranque del año y para confirmar que lo llevaron al Arkea a ganar. ¿Y Nairo en el Tour? De eso hablemos en julio.