Carlos Cuervo
Emprendedor y empresario con formación en Ingeniería Industrial. Desde 1984 hasta 1988 Ingeniero de sonido para el Instituto Colombiano de Ballet y la Orquesta Sinfónica del Valle, Pionero del canal de Telepacífico entre 1988 a 1992 a través de una programadora regional en donde se desempeñó como socio y director comercial. Fundador y propietario desde 1993 hasta el 2009 del restaurante y Café-bar Caffetto. Escritor y editor del blog pulso de Opinión desde mayo del 2010, y desde mayo de 2011, parte del equipo de blogs del diario Occidente de Cali. A partir de junio de 2014 colaborador de la página editorial del Diario occidente hasta el 2018. Secretario de la JAC San Antonio desde 2016 hasta enero del 2019, community manager para Antigua Contemporánea entre 2017 al 2018, asesor en procesos de consultoría de ciencias de datos para Blaucast Media desde 2018.

Las elecciones que acaban de ocurrir dejan a nivel de análisis nuevas señales de alerta sobre el torpe camino que el gobierno y el establecimiento marcan para la marcha del país. El triunfo del voto en blanco es una señal de descontento que a futuro fuerzas no tradicionales en la política colombiana van a capitalizar, solo es cuestión de cometer nuevos errores económicos y desoír la historia universal que nos demuestra como de las disidencias nacen mártires quienes finalmente inducen sorprendente cambios en el sistema político de un país.
Mis argumentos iniciales nacen en el siglo 17 en la muy oligárquica Inglaterra, Thomas Hobbes considerado uno de los primeros filósofos de la época moderna y John Locke otro activista de su época, visionaron un tipo de contrato social para solucionar la excesiva intromisión del rey o de la iglesia en los asuntos mundanos. Los dos sufrieron persecuciones (Hobbes estuvo exiliado 11 años) Locke fue considerado ateo y perseguido por ello. Casi 70 años después de la muerte de Locke el escenario de disidentes, muertes y mártires llegó a Paris y derribo una dinastía de centurias, los años de 1793 y 1794 serán recordados por el régimen de terror que se instauró con la guillotina, cerca de 15 mil ejecutados por disentir, y principalmente por haber establecido las bases de los derechos humanos y el cambio de un estilo de gobierno absolutista por uno más pluralista a través de una asamblea o parlamento que sentó las bases de nuestros actuales sistemas democráticos occidentales.

También la revolución Bolchevique, la revolución Mexicana, la revolución cubana, el fallido cambio de Allende por Pinochet que solo hasta ahora entendemos por la crisis actual de Chile, son ejemplos de cómo las sociedades se sacuden de años, décadas o centurias de mala conducción de la economía y del estado.
Ahora me cuestiono ¿tendremos que llegar en Colombia a estos excesos?
¿Cómo puede ser posible que por defender el derecho a tener agua sin contaminación de mercurio o cianuro, proteger un páramo o un bosque de la desforestación de los cultivos ilícitos, cuidar unos kilometros de playa virgen o pedir que le restituyan la tierra de la que se fue despojado se convierta en una condena de pena de muerte?
¿Porque una sociedad cohabita sin chistar con esta clase de acciones? así los asesinados sean tildados de muchas malas acciones ¿En qué parte del código penal está instaurada la pena de muerte?
Hemos soportado décadas de asesinatos selectivos pero ahora se recrudece con una pasmosa normalidad. Lamentablemente esta nueva violencia tiene muchos frentes, las tales disidencias de las Farc, sus aliados los carteles mexicanos, los famosos Elenos y quien sabe cuántos otros actores interesados en reemplazar la escasa presencia institucional.
En algunas zonas se asesina solo para controlar a quienes se oponen a prestar el territorio para cultivar, transformar o conducir a centros de acopio alcaloides.

¿Mañana a quienes ejecutaran? Policías, Militares, de nuevo Jueces, Periodistas o cualquiera que simplemente deba cumplir con el deber como guarda parques, empleados de corporaciones regionales o funcionarios medio-ambientales.
Pero otro asunto sin meditar por el gobierno y nuestra dirigencia es ¿qué transformaciones ocurrirán con el martirio de esta gente a mediano plazo?
Si nueve millones de votos por la izquierda en las presidenciales y el paso a manos de grupos no tradicionales de las tres alcaldías más importantes del país en las últimas elecciones no son un campanazo de alerta sobre el cansancio de la sociedad colombiana, entonces apague y vámonos.
Esta ceguera está conduciendo a la nación a manos de un gobierno de izquierda, no razonarlo es estúpido.
Lo menos deseable es que caigamos en experimentos tipo Maduro, Evo u Ortega porque como nunca nos han liderado hombres de estas corrientes, ellos de seguro usaran esa terrible figura del caudillismo para eternizarse en el poder, como lo hacen los anteriormente nombrados y pasaremos de un gran mal a otro igual o peor.