La paz, fuerza arrolladora del cambio social

Por Luz Betty Jime… |
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Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.


El ataque del ELN a un contingente del ejército en el Norte de Santander en la región del Catatumbo en donde murieron nueve militares y ocho más resultaron heridos, ha generado en el alto gobierno un manto de dudas e incertidumbre en torno a los diálogos de paz con dicho movimiento insurgente.

Tales acciones ocurren ad portas de iniciarse la tercera ronda de diálogos con esta guerrilla, lo que ha hecho que el presidente Petro convoque a consulta a la delegación del gobierno y de los países acompañantes y garantes que integran la mesa de negociación, con el fin de considerar la posibilidad de optar por la suspensión de los diálogos, al no existir las condiciones para continuarlos, tal como se hizo con el denominado clan del Golfo.

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Algunos sectores políticos consideran que la incursión armada del ELN dio al traste con la política de paz total del gobierno, en tanto que otros sectores por el contrario, consideran necesario mantener los diálogos a pesar de lo sucedido, lo que sería una forma de legitimar las negociaciones.

Por otra parte, uno de los integrantes del ELN en cabeza del comandante Antonio García, considera que al no existir un acuerdo sobre el cese del fuego, dicha insurgencia podrá al igual que las fuerzas del Estado, desarrollar acciones militares. En tanto el ministro de Defensa Iván Velásquez manifestó que se procederá a evaluar los hechos teniendo en cuenta todos los elementos de juicio disponibles.

La pregunta que se hacen los colombianos en este momento es, sí como consecuencia de estos hechos de violencia es posible mantener los diálogos de paz con el ELN o sí por el contrario ¿el gobierno los dará por terminados levantándose de la mesa de negociación ante la imposibilidad de lograr un acuerdo del cese al fuego con dicha guerrilla?

La respuesta a este interrogante plantea la necesidad de examinar lo que puede ser posible y lo que no puede serlo de frente a la realidad, la cual no depende exclusivamente de los deseos ni de la voluntad política del gobierno de turno, sí para este momento no existen las condiciones reales y no simplemente formales para realizar el buen suceso de la paz.

Ahora bien, la transformación de la posibilidad de la paz en una realidad palpitante no solo demanda de la existencia de determinadas condiciones concretas y objetivas, sino también de la claridad ideológica, política y organizativa de las fuerzas democráticas y progresistas comprometidas con el proceso de la paz influyendo positivamente para que esta pueda convertirse en realidad como parte de la política social.

En este sentido no es suficiente enarbolar consignas sobre la paz, ni afirmar que si no se produce el cese al fuego no se podrá continuar con las negociaciones y el gobierno tendrá que levantarse de la mesa de diálogo, en tanto que de lo que se trata es de realizar las tareas convenidas entre las partes y con el pueblo en su lucha por implementar la paz en todo el territorio nacional.

Al tiempo que si se carece de la claridad ideológica y política y se escogen equivocadamente los caminos para convertir la paz en realidad, es probable que las condiciones objetivas y concretas para su realización no se manifiesten, generándose un gran daño al proceso mismo de la paz.

En medio del proceso de la paz que vive el país, las fuerzas democráticas y progresistas deben combatir a los partidarios y voceros de la guerra y de la violencia disfrazada de paz armada que buscan destruir el proceso y generar un clima de odio y de venganza contrario al espíritu de convivencia pacífica y de no repetición de una tragedia heredada que conmueve a Colombia desde lo más profundo de sus entrañas.

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Entretanto, el afianzamiento de la paz no solo le conviene al gobierno sino al pueblo mismo que tendrá la oportunidad para participar de las reformas que requiere el país en materia económica, política, social, cultural, ambiental, etc., con el fin de poder avanzar por la senda de la democracia, la paz y el bienestar general.

El eventual proceso de paz con el ELN puede estar sujeto a diversos errores y circunstancias que se deben prever y prevenir con base en los conocimientos y experiencias de otros procesos de paz lo cual debe llevarnos a reflexionar para no tener que repetirlos y por el contrario hacer de la paz una fuerza arrolladora del cambio social.

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