Se necesita un líder que una a los colombianos

Por Redaccion |
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Redacción

Colombia está viviendo uno de sus peores momentos y es la ausencia de credibilidad hacia todo lo que representa gobierno y empresarios, producto de un país que llegó al extremo de una gran riqueza y de una gran pobreza y que después de año y medio de pandemia y haber superado la protesta social, queda toda la problemática económica social sin solución.

Lo preocupante es que el gobierno nacional no tiene la gobernabilidad para convocar a nadie diferente que a sus amigos, pues los partidos políticos están buscando el poder y lo hacen de manera individualista.

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Colombia no puede entrar a una guerra de clases, pero si a construir una agenda constitucional para cumplir el principio fundamental que todos somos iguales. Para el ciudadano de buena situación económica no estamos en la peor crisis, pero para más del 50% que no tienen sus necesidades básicas resueltas, si estamos en el abismo. Quienes no entiendan esto de izquierda a derecha, y ante todo los que buscan acabar con nuestra historia económica y hasta con nuestros monumentos históricos también se equivocan. Hoy el problema fundamental es empleo o empleo y la guerra contra la informalidad, y anunciarle al país, la guerra contra el narcotráfico como combustible de disidencias y ELN.

Es urgente salir de ese modelo colombiano de pésima educación a los sectores pobres, si se hubiera entendido esto, los recursos invertidos en la pandemia y en el costo del paro social, hoy tendríamos un país en la línea de mejor desarrollo y no hubiéramos llegado a ese desastre del estallido, y la comunidad internacional habría comprendido la situación económica y social de la pandemia para ofrecer una mano amiga.

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Se requiere un líder que convoque la unión de Colombia, derrotando las mafias del narcotráfico, de la corrupción política y que coloque a un gobierno, en el equilibrio de todas las fuerzas económicas y sociales, evitando que los dueños del país se sean los grandes interlocutores de la casa de Nariño, siendo el ciudadano el verdadero protagonista de la lucha contra la desigualdad social, la corrupción y el mejoramiento de los poderes públicos, que sin excepción necesitan una gran transformación: el ejecutivo, el legislativo y el judicial.

Y así Colombia proyectando un plan económico de largo plazo con fuerza constitucional, logra entrar en un escenario de 10 años de prosperidad económica y social, para acabar el gran aprieto colombiano

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