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Por Guillermo E. Ulloa Tenorio
Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.
El hombre siempre se ha fascinado en conocer el origen de todo y entender porque nuestro planeta es, hasta ahora, el único que soporta vida. Cada día la comunidad científica, acompañada de diversa gama de sofisticados y avanzados equipos, es asombrada por nuevos descubrimientos exploratorios del infinito universo. Teorías de nuestro origen constantemente se ponen a prueba. Son analizadas, descartadas y algunas profundizadas en conocimiento, desarrollo e investigación. Mentes brillantes, trabajando en equipo multidisciplinario e intercontinental, nos guían hacia lograr entender la magnificencia universal.
Recientemente, el proyecto Space X – Falcon 9, iniciativa de exploración espacial del multibillonario Elon Musk, el hombre que revolucionó el sector automotriz con sus vehículos eléctricos Tesla, lanzó a la orbita terrestre la primera tripulación de cuatro civiles, no astronautas. Por tres días circundaron la orbita terrestre. Su coloquialismo, propio de personas del común, muy diferente al acostumbrado lenguaje técnico-científico, nos enseñaron una forma diferente de observar este planeta azul y el infinito horizonte del universo.
Es la etapa pionera del proyecto de Musk de llevar la primera tripulación a Marte en los próximos diez años. Es la conquista de aquel distante planeta rojo, que a simple vista en las horas mas oscuras del amanecer se divisa anaranjado, a una distancia promedio de 100 millones de kilómetros, dependiendo de las respectivas orbitas. El mismo planeta que avivó la imaginación de mitos de ciencia ficción de malvados marcianos cada vez se torna mas cerca a ser explorado por el hombre.
Si bien es cierto trillones de dólares han sido invertidos en los programas espaciales de todas las naciones, una cifra atónita que cuestiona la inversión frente a necesidades apremiantes de la humanidad en salud, educación, combatir la pobreza y defensa del medio ambiente, entre otros, también es cierto que es inferior al despilfarro y abuso de la humanidad en enriquecimientos ilícitos producto de la corrupción, abuso y picardías financieras.
¿Pero porque explorar el distante planeta? Stephen Hawking, una de las mentes mas brillantes, quien probó la teoría de la gran explosión, gestora del principio del universo, lo dijo ante un auditorio durante la celebración del cincuenteno de la Agencia Espacial Norteamericana (NASA) en 2008. “Si la raza humana quiere continuar un millón de años mas, tendrá que viajar sin estupor a sitios donde nunca ha ido”. Es sencillamente la conclusión de la supervivencia de la humanidad.
Explorar mundos diferentes es la mejor manera de descubrir y entender nuestra existencia. Los desarrollos y plataformas de investigación de exploración espacial nos dejan descubrimientos palpables de beneficio común y calidad de vida. La luz laser, equipos médicos sensoriales, avances tecnológicos y el uso universal del cierre velcro o el común doy pack encontrado en empaques de pastas y alimentos, son apenas algunos productos generados a través del desarrollo tecnológico espacial.
Un paso a la vez, dice el sabio refrán. Así como Armstrong piso la luna hace cincuenta años, ahora es el momento de nuevas generaciones en explorar Marte y convertir la especie humana en futuras generaciones multiplanetarias.
“Elegimos ir a la luna en esta década. . . no porque sean metas fáciles, sino porque son difíciles, porque ese desafío servirá para organizar y medir lo mejor de nuestras energías y habilidades, porque es un desafío que estamos dispuestos a aceptar, uno que no queremos posponer, y uno que intentaremos ganar . . . ” – John F. Kennedy Septiembre 12, 1962
