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Editorial
Así como lo escuchan en los pueblos y barrios de las grandes ciudades de Colombia, la crítica generada hacia el presidente Iván Duque es muy alta, con un derrumbe institucional del país, empezando por toda la cúpula del poder público, presidencia de la República, justicia y el sistema legislativo.
En otras palabras no hay credibilidad en nuestros órganos constitucionales, y por lo tanto un nuevo presidente debe unir a los colombianos alrededor de un programa de mininos como :
- Una lucha radical contra la corrupción, diciendo y haciendo
- Un plan de desarrollo de largo plazo elevado a reforma constitucional, para poder superar la desigualdad social, la inequidad, pobreza y miseria.
- La rectificación del modelo económico y social de Colombia de tal manera que proyecte una economía más social y de esta manera se construya mejor la democracia del país.
- La guerra contra el narcotráfico, que es el combustible de la guerra de las disidencias, guerrillas y grupos alzados en armas.
lograr tamaña empresa y hacer una verdadera transformación social y económica de Colombia - Acto legislativo de reforma a la política, concentrada en menos de la mitad del país, que elige al Congreso, diputados y concejales, sostienen el sistema pero no interpretan la realidad colombiana.
- Acto legislativo de reforma a la justicia, que destierre la corrupción en las altas Cortes, en los tribunales, juzgados y fiscalías, pero ante todo que el ciudadano vea pronta justicia.
En otras palabras para lograr tamaña empresa y hacer una verdadera transformación social y económica de Colombia, se requiere una Asamblea Nacional constituyente, porque los partidos no son capaces de auto reformarse y están cooptados por la justicia en sus propias investigaciones y por el gobierno que maneja la chequera.
Los candidatos tienen la palabra.
