La educación y el futuro

Por Nicolas Ramos Gómez |
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Por Nicolás Ramos Gómez

Si realmente queremos superar nuestro subdesarrollo, mejorar nuestra calidad de vida y el ingreso promedio por habitante (PIB), es fundamental un gran esfuerzo nacional para mejorar la educación. La que se brinda en la escuela pública y en muchos colegios privados es de una impresionante pobreza e igual mucha de  la formación universitaria. Cuando el narcotráfico, la minería ilegal y la corrupción en todos los niveles, no solo la vergonzosa del Estado, sino en muchas instituciones privadas, con el afán del enriquecimiento fácil vienen destruyendo el país, más que nunca se hace necesario volver a enseñar Ética. Como bien decía Álvaro Gómez Hurtado, de lo fundamental bien poco o nada se dice.

Terminada la Segunda Guerra Mundial Colombia no estaba destruida y el peso tenía el mismo valor que el dólar. Hoy, los países desbastados por la guerra, con Noruega a la cabeza, tienen una renta por habitante, según datos del Banco Mundial del año 2010, de US $85.380, Dinamarca US $58.980, Alemania US $43.330, Francia US $42.390, Japón US $42.150. En Suramérica Chile encabeza la lista con US $9.940 y nosotros ocupamos  el sexto lugar con US $5.510.  

Reiteramos que sin una educación que debe comenzar y permanecer en la casa, seguir en la escuela y luego en las escuelas de formación industrial y  universitaria, poco se logra. Se suprimió la historia, la geografía y la ética de los pensum escolares por sugerencia de una misión de rusos y polacos, que seguramente pensaban que a los pueblos ignorantes es fácil adoctrinarlos. Hoy son muchas las personas mayores que ignoran hasta quien es el padre de la Patria y muchos caleños lo confunden con don Sebastián de Belalcázar.

Los maestros deben ser maestros y no activistas sindicales pidiendo más y más prebendas y menos exigencias en su labor fundamental de formar. Sin una educación que induzca la responsabilidad y la creatividad, seguiremos cambiando productos primarios con poco valor agregado por productos de alta tecnología y valor. ¿Cuantas libras de café, mango o piña se necesitan para comprar un celular o un computador, para no hablar de un automóvil?    

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