30 años después de Carl Lewis y Bob Beamon: TOKIO 2021

Por Luis Eduardo E… |
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Luis Eduardo Echeverri Franky

Ingeniero Civil, miembro de una generación que ama el deporte


El atletismo de máximo nivel regresará a Tokio luego de 30 años y tras una larga generación. Muchos actuales son padres de familia y no habían nacido entonces.

Para rememorar que en 1991, la capital japonesa acogió, en el estadio olímpico de 1964, entre el 23 de agosto y el 1 de septiembre, un inolvidable Campeonato del Mundo.

Se batieron tres récords universales. Carl Lewis participó en todos ellos como dios con poderes o como rey sin corona. Ganó los 100 metros con 9.86. Seis de los ocho hombres en competencia bajaron de los 10 segundos, en lo que fue, globalmente, la carrera más rápida de la historia hasta los Juegos de Pekín 2008, en los que también seis finalistas terminaron en menos de 10 segundos.

Pero llegaría tiempo después el super monstruo de las pistas Usain Bolt en 9.69.

Unos días después, el equipo USA de relevos 4x100, compuesto por Andre Cason, Leroy Burrell, Dennis Mitchell y el mismo Lewis, fijaba el tope en 37.50.

Pero, por encima de todo, lo que Tokio dejó para la posteridad del atletismo y el deporte entero es la plusmarca mundial de salto de longitud. Empujado por un inmenso Lewis, que llegó a 8,91 ligeramente ventosos y a 8,87 y 8,84 válidos, Mike Powell alcanzó los 8,95. Cinco centímetros más que Bob Beamon en México'68. El récord de Beamon duró 23 años. El de Powell lleva ya 30, y nada asegura hoy que no pueda durar... ¿30 más?.

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Muchos atletas se trasladaron de golpe de un bando a otro. Katrin Krabbe, por ejemplo, ganó los 100 y los 200 metros del Europeo de Split'90 vistiendo el uniforme de la República Democrática Alemana. En Tokio'91 repitió bajo los colores y escudo de una Alemania única. Y es que, en agosto de 1991, ya no había dos Alemanias. Pero la URSS era aún la URSS. Y Yugoslavia era aún Yugoslavia. Un año después, sin embargo, en Barcelona'92, los atletas de las 15 repúblicas ex soviéticas compitieron bajo la denominación de Equipo Unificado, si bien fueron honrados individualmente con las banderas de sus propios países. Sergei Bubka ganó en Tokio como soviético y perdió en Barcelona como ucraniano.

Hoy, 30 años después, se habla menos de medallas que de vacunas. Pero Tokio 2021, que es Tokio 2020 prorrogado, puede implicar también una línea fronteriza. Aunque con las limitaciones y los protocolos de rigor, su celebración significaría, real y simbólicamente, el triunfo de la humanidad sobre la bestia microscópica.

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