Del sueño americano a la pesadilla bolivariana

Por Guillermo E. U… |
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Por Guillermo E. Ulloa Tenorio

Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.


La expresión “sueño americano” fue acuñada a principios del siglo pasado simbolizando los ideales de prosperidad basados en la democracia, derechos civiles, libertad, oportunidad e igualdad, fundamentados en el arduo trabajo honesto e individual.

Si bien es cierto el principio se remonta a la época independentista norteamericana, los últimos dos siglos convirtieron a Estados Unidos en una nación multiétnica inmigrante. Las primeras olas migratorias europeas de anglo parlantes irlandeses y británicos fueron seguidas por éxodos alemanes, italianos, polacos, entre otros, que encontraron prosperidad en la nación que los adoptó.

En el siglo pasado, la persecución nazi y la opresión comunista de los antiguos países de la cortina de hierro generaron la llegada de millones de nuevos pobladores. Los conflictos bélicos del sudeste asiático, el desplazamiento del mundo árabe, la pobreza latinoamericana y las fracasadas revoluciones del socialismo del siglo veintiuno engrosaron la conformación de la población norteamericana.

Venezuela

No obstante, estas voluminosas hordas migratorias, el estado norteamericano nunca se ha responsabilizado por el sustento individual de los migrantes. Sencillamente genera condiciones y oportunidades, enmarcadas en una economía de libre mercado, principios de libertad, autoridad y regulaciones de fácil comprensión y estricta observancia.

Contrariamente, el romántico sueño del libertador Simón Bolívar de prosperidad continental, fue abusivamente tergiversado. Se impuso el concepto teórico del modelo socialista fundamentado en la estatización del aparato productivo, formulado recientemente por el filósofo alemán Heinz Dietrich Steffan. Varía del original sueño bolivariano proclamando la democracia participativa, ideología que impulsa la generación de la manifestación pública, desconociendo el estamento legislativo democráticamente elegido, entregando el poder a unas anárquicas organizaciones de base.

Sin entrar a calificar la conceptualización teórica del modelo socialista, el cual pregona a Cuba, Venezuela, Nicaragua, como ejemplos dignos de seguir, la realidad es otra.

Venezuela

Mientras Estados Unidos construye muros para protegerse de desorganizadas olas migratorias, curiosamente los países ejemplos del modelo socialista erigen muros para impedir la salida de su población. Mientras Colombia recibe, por concepto de remesas de colombianos residentes en Estados Unidos, la suma de US $ 3.600 millones al año, tan solo recibe US $800 mil, valor menor al premio mayor de una lotería, desde Venezuela.

Del sueño americano a la pesadilla bolivariana
Del sueño americano a la pesadilla bolivariana

¿Si el modelo que quieren implementar en Colombia los “marchantes pacíficos” es tan espléndido, porque no han migrado a Venezuela a perseguir el “sueño bolivariano” o será que le huyen a la “pesadilla bolivariana”? ¿Si la democracia participativa es eficaz porque no se permiten las manifestaciones opositoras en los países modelos? ¿Si la estatización del aparato productivo es acertada, porque Venezuela registra una inflación que supera el 3000% mientras en Estados Unidos es menor al 2%? ¿Será que quienes queremos luchar por el estado social de derecho actual, la defensa del aparato productivo privado, la institucionalidad constitucional republicana, el orden, la autoridad y el libre mercado, estamos equivocados? ¿Será que los marchantes jamás han visto el escudo de armas colombiano que pregona “Libertad y Orden”?

Son apenas algunas preguntas debemos hacernos para prepararnos ante el definitivo año electoral del 2022.

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