Urge educación, empleo y justicia social

Por Redaccion |
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Es muy importante el diálogo con los subversivos, los gestos que verifique el gobierno, para empezar el espectáculo de las zonas de distensión, la liberación de secuestrados, que permiten construir unos procesos parciales con determinadas guerrillas.

Redacción

Han expresado el gobierno de Colombia y el ejército de liberación nacional ELN la voluntad de paz, algo que es bien importante dentro de la historia de Colombia pero no estamos conquistando la paz con los miles de adolescentes y niños que tienen mala educación, ni con los millones de colombianos que no tiene empleo o sólo tienen un subempleo sin protección social y nos estamos enfocando en la paz total con el ELN, fuerzas delincuenciales y de milicias urbanas.

Es muy importante el diálogo con los subversivos, los gestos que verifique el gobierno, para empezar el espectáculo de las zonas de distensión, la liberación de secuestrados, que permiten construir unos procesos parciales con determinadas guerrillas.

Fue loable el proceso de paz, muy costoso para el Estado y para las víctimas, de ver sus victimarios con una serie de privilegios donde no hay ningún castigo, a pesar de lo oprobioso que fueron los años de guerra con las FARC.

Más que la exigencia de la inclusión de la sociedad en las conversaciones que hace el ELN, el Estado debe considerar fundamental el mejoramiento de la calidad educativa de los niños y jóvenes.

Este gobierno tiene un gran ministro de educación, ampliamente formado, muy diferente a los ministros de educación de gobiernos anteriores, algunos que no sabían de educación y otros que llegaron a hacer política y otros que no tenían el liderazgo suficiente para superar el problema, a pesar de que estuvieron 4 años en el cargo. La paz total con los millones de niños y jóvenes colombianos que reciben pésima educación pública especialmente debe ser el punto de partida.

Pero igualmente lo debe ser un acuerdo nacional con los gremios y los empresarios de crecimiento económico y justicia social, para que sea un multiplicador de paz total; no tiene sentido dejar por fuera de las negociaciones, a los millones de colombianos que no tienen protección social, porque no tienen trabajo o porque están con un subempleo. Y esto se logra con una dinámica multiplicadora de la unión de todos los colombianos, que debería ser el punto de partida del alto Comisionado de paz. Pero los empresarios y los gremios ahora están en zona de distensión, acomodándose al nuevo gobierno, que no encuentran una ecuación de crecer sus compañías y por el contrario están muy preocupados.

Son 2 millones de desempleados que tienen el país y unos 14 millones de trabajadores informales, donde no tienen algunos de los derechos para tener una protección social total. Y el punto de partida para una paz total, es que debe existir en Colombia una planeación de largo plazo, para que estos periodos tan cortos constitucionalmente hablando no logran resultados de paz en la zona rural del territorio colombiano.

La experiencia de las FARC donde hubo negociaciones prácticamente por 6 años, y donde la guerrilla y el Estado no hicieron la tarea suficiente para copar con desarrollo económico-social las zonas de guerra, no se debe repetir.

Loable que el ELN, fuerzas disidentes de las FARC y bandas criminales expresen voluntad de diálogo, pero el Estado no debe desfallecer en la paz total, con los niños y jóvenes de Colombia, para lograr un mejoramiento de la calidad educativa.

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La convivencia del gobierno venezolano con los grupos alzados en armas de Colombia ha sido probada nacional e internacionalmente y ahora pareciera que se creyera de la buena fe en el gobierno del presidente Maduro.

Plausible el optimismo y la visión constructiva que tiene el gobierno en asuntos de paz con el ELN, que conduzca a un cese bilateral del fuego, pero el proceso debe ser integral y no lo que paso con las FARC donde más de la mitad de los subversivos se quedaron por fuera del proceso.

La convivencia del gobierno venezolano con los grupos alzados en armas de Colombia ha sido probada nacional e internacionalmente y ahora pareciera que se creyera de la buena fe en el gobierno del presidente Maduro.

Por ello el gobierno de Colombia tiene en fuerzas internacionales que lo vigilan todo y pueden verificar el verdadero compromiso de la construcción de la paz en Colombia, de tal manera que la negociación pueda ser transparente.

El gobierno colombiano debe entender que la paz total se logra en la medida en que permanentemente esté supervisando el bosque de la delincuencia, la subversión y el terrorismo de una manera general e integral, pero si sigue metido en darle solución a diferentes grupos alzados en armas, se puede seguir perdiendo esa integralidad, donde alcanzar la paz se convierte en un problema muy grave.

Y el punto de partida debe ser la lucha por el crecimiento económico para lograr un mejor nivel de empleo, derrotando la informalidad laboral y desde allí con la participación económica de los empresarios, poder lograr el imposible de Colombia, como es mejorar la calidad educativa. Eso debe ser priorizado y pareciera que el gobierno todavía esto no lo está ejecutando claramente. Hay que ser positivos sin embargo al gobierno colombiano hay que ayudarle desde la independencia de los partidos políticos en el Congreso de la República, como de los gremios, las universidades y los mismos empresarios.

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