Cali no es la capital mundial de la salsa

Por Redaccion |

Salsa en Cali

Las grandes ciudades cuando quieren promocionarse como un destino (para turismo, negocios o estudios) saben que deben contar con un icono fácil de dibujar. Por ejemplo, la torre Eiffel se dibuja con trazos básicos y todos saben de qué se trata. El hotel 7 estrellas de Dubai igual. El letrero de Hollywood, etc. Nosotros tenemos un ícono arquitectónico tradicional en Cristo Rey. El detalle con ese monumento es que ya hay uno igual. Uno no puede inventarse las tres rayas para identificar su producto, eso ya es de Adidas. Así mismo, el Corcovado de Río de Janeiro es más grande y más reconocido. Así que nuestro ícono, internacionalmente, pasa desapercibido porque hay una versión anterior con la misma forma. ¿Las tres cruces? Cruces hay en toda parte, tampoco sirve.

Sin una imagen arquitectónica válida hemos sustituido el trazo simple de una figura de concreto o acero por el de dos bailarines. Eso nos identifica. Una pareja, adornada con boleros y vestida como un salpicón textil. Bailando salsa. Lo vemos claro y nadie se pierde con esa imagen. En los diseños fallidos que participaron para ser el afiche de la feria, menos en el panfleto fúnebre que finalmente ganó, se ve la figura recurrente de los bailarines de salsa. Cuando promocionan la feria en diciembre pasa algo parecido. Se muestran algunas pocas imágenes de ebrios en la cabalgata, que lo hacen sentir a uno atrapado en medio de un capítulo del cartel de los sapos, pero en general lo primero que se muestra es un salsa show.

Cali capital de la Salsa

Por eso siempre hemos tenido a Cali en una posición de privilegio dentro del género de la salsa. Cuando se escriben cartas a extranjeros se describe a la ciudad con el apelativo de “capital mundial de la salsa”. Eso está bien. Hay que vender la ciudad como un producto, porque eso es lo que es, en términos turísticos, al menos.

Cali capital de la salsaPero de aquí en adelante nos vemos obligados a desacelerar en esta argumentación positivista. ¿Realmente Cali es la capital mundial de la salsa? ¿Podemos hacer uso de ese recurso para promocionarnos en el exterior? Por ahí se nos filtra el agua.

Vamos por partes. Para empezar habría que decir que la salsa no es un género autóctono. Tiene sus orígenes entre Puerto Rico y New York. No hay discusión al respecto. Así que no lo creamos.

Digamos también que no fue aquí donde se desarrollaron sus muchas variantes, no fue aquí donde nacieron los grandes cantantes ni las bandas épicas como la Sonora Ponceña (de Ponce, Puerto Rico) o la Sonora Matancera (De Matanzas, Cuba).  Así que tampoco fuimos el caldo de cultivo donde el género encontró afinidad popular y se desarrollaron sus vanguardias.

Así que, ¿por qué se ha creado el slogan de la ciudad salsera por excelencia, como si fuera una cosa mundial? A duras penas seremos la capital de la salsa en Colombia, admitiendo que Bogotá ha hecho avances interesantes con grupos como La 33 y un gusto popular creciente por estos consumos culturales.

Jairo Varela Grupo NicheNosotros contamos con dos grandes bandas: El grupo Niche y Guayacán. De Niche han salido como solistas Charlie Cardona (que pegó dos o tres canciones) y Willie García y Javier Vásquez, disidentes ambos del Grupo Niche, que terminaron formando Son de Cali. Alexis Lozano ha hecho un esfuerzo tremendo para mantener Guayacán y así, de alguna forma, ser el antagonista, con buena onda, de Niche en la ciudad. También está, o estuvo, La Gran Banda Caleña, pero eso siempre me ha sonado como medio cumbia o a ese chuco-chucu rolo y probablemente encaja mejor como “música tropical”. Han salido orquestas como Toño Barrio pero no han tenido resonancia internacional. Y ahí creo que se nos acaba la lista.

¿Entonces cómo es que somos la capital mundial de la salsa? No hemos tenido una nutrida representación de músicos en el género. Posiblemente  se deba a que creímos que con decirlo ya estaba hecho. Jamás se hizo un esfuerzo institucional, municipal, del carácter que sea, para fomentar la formación de músicos de alto nivel, en general, de cualquier género, en este caso de la salsa, que siempre nos identificó nacionalmente. Tampoco nacieron músicos espontáneamente, y si existieron muchos pasaron desapercibidos o terminaron siendo cajeros del Éxito.

Habrá que hacer algo para que pasemos del dicho al hecho. No podemos seguir teniendo una identidad cultural pegada con babas, argumentada desde la irracionalidad de adornarnos con títulos de papel maché. Tenemos grandes bailarines, es decir, los que reaccionan al encanto genial de los músicos de otras partes, no de aquí. Probablemente falta menos a la verdad decir que somos “ La capital mundial de los bailarines de salsa”. Bailar salsa no es hacer salsa. Puede que nos guste mentirnos, pero es tan evidente que deberíamos aceptarlo a ver si pasamos del dicho al hecho.

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