Mal llamado estallido social

Por Nicolas Ramos Gómez |
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Nicolás Ramos G

Ingeniero Civil , ex gerente de Emcali y ex Presidente de la SMP


Somos expertos en disfrazar el nombre de los hechos para encubrir sus verdaderos propósitos y así al vandalismo que nos azotó en el 2021, cuando se destruyeron locales comerciales, oficinas bancarias y cajeros, oficinas públicas y privadas, supermercados, , semáforos, estaciones del MIO y todo tipo de equipamiento urbano, sus autores y propiciadores le han disfrazado de estallido social. En Cali, ciudad hoy muy grande, todo se sabe, algo preparado y montado premeditadamente, autores, financiación, etc.  Es como se decía antes, el diablo haciendo ostias.

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Traemos esto a colación dado que, como se olvidó la enseñanza de las buenas maneras o educación, nuestra ciudad que fuera conocida por su civismo y por la amabilidad de sus gentes, se ha convertido en todo lo contrario y hoy la patanería como decían antaño para los actos descorteses, se han convertido en la norma de la ciudad. Otros dicen que es la ley de la selva lo que impera con el tránsito en las calles de Santiago de Cali, en donde nada se respeta y los motociclistas, que aportan el mayor número de víctimas, sin pioneros en violar todas las normas. A todo lo anterior se agrega la inseguridad en las calles. En otras palabras, en la ciudad que fundara don Sebastián de Belalcázar, parece que la autoridad no existe y en algunos casos parece que es política de gobierno premiar a quienes han violado la ley y las normas.

La ciudad necesita con urgencia recuperar la autoridad, que se cumpla el articulo constitucional que el jefe de la Policía es el alcalde,  para que la calidad de vida en ella no continúe desmejorando y si queremos atraer el gran negocio del mundo que es el turismo, es indispensable que la ciudad retorne a ser amable y culta como lo fue antaño.

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Es claro en la historia de la humanidad que sin autoridad y justicia no existe convivencia armónica y nuestra patria y ciudad no pueden seguir con políticas que alaban a los violentos, a los criminales, los convierten en senadores de la República y en el caso de las Farc, las promesas de desmovilización de su gente y restitución de bienes nunca ocurrió.

Hoy por obra del narcotráfico y las tolerancias del gobierno, tenemos muchas más organizaciones subversivas y criminales que hace pocos años. Si seguimos como vamos, el desorden y la ausencia de autoridad arruinarán a nuestra amada patria que es Colombia. Y es tan fácil, solo es acatar y hacer cumplir el contrato social (Constitución de la república), como acuerdo realizado por los ciudadanos y  que se adquirió por el estado colombiano en relación a derechos y deberes

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