Colombia y su cita con la anti-política

Por Carlos Cuervo |
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Carlos Armando Cuervo Jiménez

Emprendedor y empresario con formación en Ingeniería Industrial


Después de despejadas las dudas y realizados los conteos quedó muy claro que en Colombia no existe una confrontación ideológica, realmente lo que subsiste es una lucha entre dos modelos que representan la decepción de los electores frente a la política tradicional.

Como la llamada izquierda colombiana jamás ha tenido una participación efectiva en el poder, resulta obvio que su actual despertar electoral se considere en un buen porcentaje como un voto de castigo a los partidos de tradicionales de derecha, de tal forma que se acerca para aplicar el concepto de anti-política.

Para los estudiosos en ciencias políticas no hay una definición clara para anti-política porque la actual ausencia de ideologías definidas, la globalización y el caudillismo propio de Latinoamérica borran esas tenues líneas que darían un concepto claro a este fenómeno de rechazo a las tradicionales formas de conducir los países.    

Así pues para la consideración de esta reflexión estimaré que ambos candidatos recogen un buen porcentaje de personas desilusionadas con el manejo que se le ha dado a Colombia sobre todo en estos últimos cuatro años. Debo aclarar que veo con mayor fuerza el fenómeno de anti-política representado en Rodolfo Hernández que en Gustavo Petro.

Petro es un político real, lamentablemente lleno de mesianismo y de egolatría la cual resulta del exceso de narcisismo alrededor de su figura política.

Hernández es un oportunista sin partido, ni bandera alguna más allá de su egocentrismo.

Ahora ¿cuál de los dos conviene para administrar el país?

Esta pregunta no la estamos haciendo creo yo millones y realmente parece un cuestionamiento sin respuesta.

Y la contestación estaría en cada uno de nosotros y radica en la forma que percibimos nuestra realidad

¿Cómo así?

Para aquellos que de una u otro forma dependemos de un statu quo sin modificaciones, o afectado por pequeñas innovaciones. Rodolfo representa este escenario, no importa que sea malgeniado casi neurótico y que su plan de gobierno sea una colcha de retazos.

Gustavo Petro simboliza cambios arriesgados, soluciones colectivas para los desamparados y ello significa sacrificios para otros.

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¿Cuántos se deberían sacrificar?

Petro habla que solo los multimillonarios, pero eso no son más que sofismas, la complejidad del manejo de las finanzas de un país como Colombia puede traducirse también en nuevos impuestos para la clase media.

Las medidas de proteccionismo que el abandera implican inflación si se excede con la figura por simple escasez de oferta.

La economía como tal no es una regla exacta, ni tampoco es una suma lineal de medidas que producen un resultado predeterminado.

Ella esta permeada por los acontecimientos mundiales por los efectos de la globalización y por la forma en que 50 millones de almas asimilen y actúen de acuerdo a como cada quien se ve afectado para bien o para mal.

Los subsidios a los pobres que tanto se avalan o critican tienen formas nuevas de medición en cuanto su beneficio y eficiencia, de tal manera que hasta si se invierten en consumo es también válido.

He conocido casos de familias subsidiadas que usan dichos recursos para mejorar su capacidad de consumo (compras de electrodomésticos suntuarios) y no invierten en mejorar sus viviendas, otros invierten en educación y otros en adquirir otra residencia como renta adicional en los planes subsidiados del gobierno.

Y aunque a mucho les puede sonar a abuso o a mal uso de los recursos, cada quien maneja su vida como cree correcto.   

Lo único cierto de todo esto es que nos debatimos en escoger entre dos caballeros que despiertan demasiadas dudas y no garantizan la tranquilidad necesaria a la mayoría, de ahí la imposibilidad de Petro elegirse en primera vuelta

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