Rusia y China: Una estrecha alianza

Por Jean Nicolás Mejía H |
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* Jean Nicolás Mejía H.
 

La espectacular inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno 2022 en Beijing no solo resaltó por la impecable presentación y organización que suelen tener los asiáticos en ese tipo de eventos mundiales, sino por el evento político que marcó la velada: el encuentro entre el presidente de Rusia y su homólogo chino, Xi Jingping. 

En este momento de alta tensión entre varios países occidentales y la potencia rusa, derivado del escalamiento militar ruso en territorio ucraniano y las jugadas políticas y diplomáticas que está haciendo el Kremlin para anexar el histórico territorio en disputa, Putín ha tenido un encuentro personal con el presidente chino, dejando entrever la cercanía política que tienen, la visión global que comparten y los objetivos compartidos, lo que puede derivar en el fortalecimiento de las alianzas y  puede desencadenar disrupciones políticas y diplomáticas en todo el sistema en general. 

Rusia y China: Una estrecha alianza

Rusia y China jamás han sido tan cercanas como lo son ahora. Las declaraciones de ambos en referencia a la expansión de la OTAN y su visión compartida de que la estrategia de la organización es promover un entorno “de guerra fría”, y de que occidente generalmente usa tácticas de intimidación comercial y económicas que buscan la provocación política para ejercer cohesión en diferentes puntos, ha terminado por generar un clima de amistad entre ambos mandatarios, en donde XI se siente lo suficientemente cómodo para decir que Putín es su amigo cercano; y nada más lejos de la realidad.

El plan de cooperación que se gesta entre ambas potencias, y que tiene como fin “combatir” la injerencia internacional en la región, empieza a tener tintes políticos y militares, y se extienden más allá de la consolidación de acuerdos económicos y comerciales de carácter bilateral que ya se ha consolidado -el presidente Putin ha anunciado recientemente que el volumen comercial entre ambos países ha aumentado un tercio en 2021 respecto al año anterior, alcanzando los US$146.000 millones de dólares (lo que tiene explicación en el aumento de la exportación del gas ruso Gazprom a China de 38 mil millones 48 mil millones de metros cúbicos por año, algo sin precedentes)-, pues no solo comparten la misma preocupación de la “ injerencia de occidente”, sino de los tratados multilaterales en materia de cooperación militar de los países del hemisferio occidente que puedan afectar sus intereses mutuos, especialmente en la región pacífica y del sudeste asiático.

Estas preocupaciones se centran específicamente en el acuerdo AUKUS, y el denominado Diálogo de Seguridad Cuadrilateral, el primero es un acuerdo entre EEUU, Reino Unido y Australia, en donde el gigante norteamericano ha prometido dotar de equipamiento militar y de “investigación” nuclear a Australia, y el segundo es un foro estratégico informal constituido hace ya más de una década entre EEUU, Japón y Australia, con el fin de realizar ejercicios militares conjuntos en la zona del pacífico.  Por supuesto, y en virtud de la ya conocida política exterior norteamericana, estos acuerdos no tienen otro fin que el de ejercer soberanía en el pacífico sur, algo que evidentemente choca contra los intereses directos de China y su plan de expansión de la Nueva Ruta de la Seda. 

Para Rusia también es preocupante que el país norteamericano ejerza esta presencia en la región, pues la injerencia norteamericana en sus asuntos en el tema de Ucrania se ha vuelto una constante, y la irrupción militar por las rutas económicas preferenciales rusas -pacífico sur- suponen un problema de soberanía y geopolítica estratégica, y ello explica porqué ha decidido reforzar sus acuerdos bilaterales con China. 

Para el profesor de relaciones internacionales de la Universidad Federal del Lejano Oriente en Vladivostok, Artyom Lukin ( BBC) Rusia necesita el apoyo de China para hacer frente a la confrontación permanente con occidente, y parece haberla conseguido. La gran y extensa difusión mediática en ambos países sobre la reunión de ambos mandatarios es una muestra de ello, puesto que son países que por su configuración política, el partido de gobierno está acostumbrado a restringir, controlar y supervisar el contenido publicitario y mediático que se expone a la población. 

Sin duda alguna, la alianza entre estas dos potencias podría ocasionar un desequilibrio de poderes establecidos en el sistema internacional, que jugaría a favor de los intereses Rusos y chinos, no sólo poniendo en jaque la hegemonía de EEUU, sino de la legitimidad de organizaciones internacionales como la OTAN, o los acuerdos internacionales amparados en la jurisprudencia del Derecho Internacional Público.

*Profesional Ciencias políticas - Pontificia Universidad Javeriana Bogotá. 28 años,  Máster en cooperación internacional y organizaciones internacionales de la Universitat de Barcelona

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