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Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.
Mientras que en la actualidad el país importa ingentes cantidades de alimentos para satisfacer las necesidades de sus habitantes e insumos y materias primas para abastecer la producción industrial, cercana a los 14 millones de toneladas anuales, en el Valle del Cauca otrora despensa agrícola del país se importan entre un 70% y un 72% de los productos que se consumen por los vallecaucanos (según cifras del vocero de Cavasa).
Así por ejemplo, se importan granos que proceden del Canadá y países vecinos como Bolivia y el Ecuador. Entre tanto de los Estados Unidos de Norteamérica se importan alimentos procesados, las manzanas llegan de Chile, el trigo de Rusia, etc.
Lo anterior sin contar con el hecho de que la papa, las verduras y las frutas vienen de otras regiones del país generándose altos costos que inciden en los precios de la canasta familiar.
Así, la economía doméstica de amplios sectores económicos y sociales se ha visto afectada hasta el punto de tener que restringirse el consumo de algunos alimentos que hoy no se producen en el Valle del Cauca.
Debe señalarse que la producción en general del departamento se ha venido desmejorando paulatinamente a causa de diversos factores algunos de los cuales tienen que ver con el atraso de la agricultura y su bajo rendimiento, a la par con los altos costos de los insumos que se requieren para producir y competir en los mercados con productos de excelente calidad.
Así mismo, la sustitución de los cultivos de pan coger por los cultivos de la caña de azúcar no solo produjeron un gran daño ambiental, sino que acabaron con la despensa agrícola en materia de producción de alimentos que los vallecaucanos y caleños tienen ahora que importar de los países vecinos o de otras regiones del país.
Hoy existe un riesgo en el departamento y en la ciudad de Cali en cuanto a la seguridad alimentaria debido al crecimiento de la población urbana generado por la migración a la ciudad que obedece a varios factores de carácter socioeconómico y de política demográfica que condenan a grandes sectores poblacionales a vivir en las denominadas “zonas de hambre” que pueden extenderse con graves consecuencias para la convivencia social y pacífica de los habitantes del Valle del Cauca y de la ciudad de Cali.
Cualquier solución a dicho problema demanda de grandes transformaciones sociales y económicas y de políticas públicas dirigidas a excluir la amenaza que genera la expansión de los problemas alimenticios cuya solución en este caso conlleva necesariamente la intervención del Estado y de una distribución equitativa de la tierra susceptible de ser cultivada con la producción de alimentos y el desarrollo de un gran sector agroindustrial acorde con las necesidades regionales y de los intereses de las comunidades encaminadas a lograr el mejoramiento de las condiciones de los vallecaucanos y caleños, de los pequeños y medianos propietarios, campesinos y trabajadores del campo.
Veeduría Ciudadana por La Democracia y La Convivencia Social
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