Una esquiva paz total

Por Carlos Cuervo |
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Carlos Armando Cuervo Jiménez

Emprendedor y empresario con formación en Ingeniería Industrial


Gustavo Petro jamás será mi modelo de político confiable o estadista, por culpa de su megalomanía, pero no por ello dejo de reconocerle algunas tentativas acertadas para cambiar el destino violento de Colombia.

En este intento hasta ahora un poco fallido de incluir en la misma bolsa a los grupos claramente narco-guerrilleros y a los otros generadores de violencia narco-paramilitar se requiere de una alta dosis de valentía, al atreverse a resultados desalentadores desde el mismo comienzo.

Además lo expone a incinerar su capital político ante una opinión pública confundida y extremamente crítica con las propuestas de paz, con un énfasis en un borrón y cuenta nueva.

Ahora en esta historia hay dos actores de un lado el gobierno colombiano y del otro el enigmático ELN, de quien hoy en día poco o nada se entiende en su postura ideológica, más allá de haberse convertido en una franquicia del terror.

Desde al ataque con un vehículo con explosivos hace unos años en contra de la Escuela de oficiales de la policía, ésta banda delincuencial se ha dedicado a dar golpes mediáticos, sin un hilo político, como el asalto en contra de un transporte de la Policía en Cali, la arremetida en Cúcuta en una instalación del ejército,  o el atentado en contra del helicóptero Arpía que transportaba a Duque cerca del aeródromo de esa ciudad.  

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Quema de tracto-camiones por pequeños comandos o asesinatos en Arauca de líderes son otras acciones hábilmente atribuidas por esta agrupación.

Todo ello sin una línea ideológica visible, como si se tratase de una federación de pequeños grupos bajo una bandera llamada ELN, que se usa por contrato para favorecer a cualquier grupo instigador de violencia en el país.

De ello se desprende que la negociación con ellos será ardua y tal vez termine por zonas geográficas en el país, puesto que resulta poco creíble que hoy en día tengan un comando central a quien obedecer.

También resulta entendible por qué los representantes de esta banda rechazan el plan de Petro de un cese al fuego bilateral con tan poco tiempo de preparación, porque de seguro estos comisionados deberán a su vez negociar con los distintos frentes que componen al ELN para entregar al gobierno un parte de aceptación o negación.

Igualmente después del rechazo del ELN hay que esperar cómo será la actitud de las otras bandas armadas que se incluyeron en este juego de ceses bilaterales de fuego.

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¿Respaldaran el accionar del gobierno o cambiarán de postura ante la rebeldía mostrada por el ELN?

También hay que analizar el motivo por el cual una supuesta guerrilla de izquierda le pone conejo al primer gobierno de izquierda en Colombia.

Por tanto por ahora concluyo que el experimento de la Paz Total vale la pena, así sea para desmitificar y desnudar a esas supuestas guerrillas colombianas lo cual nos permitiría conocer sus verdaderos intereses estratégicos.

Y Petro de nuevo sigue siendo el enemigo de Gustavo Petro el presidente.

Su afán protagónico y de pasar a la historia como el estadista de la paz, le empujan a cometer errores como publicar hechos que no tenían todavía el respaldo absoluto de sus contradictores.

Finalmente a esperar cual será el resultado de este experimento, que de  arribar a un fin con resultados intermedios, ya tendrá un efecto positivo sobre la tranquilidad y credibilidad de la opinión pública nacional.

Por tanto debemos darle un compás de espera a la PAZ TOTAL de Gustavo Petro!

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