Cambio de estrategia

Por Carlos José Holguín |
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Carlos José Holguín

Como era de esperarse son muchos los incumplimientos, retrasos y dificultades en el desarrollo de los acuerdos con las FARC, pero en lo que si avanzan con paso cierto es en el diseño de lo que será el nuevo partido político.

Los incumplimientos han estado a la orden del día, comenzando por el propio gobierno con  las adecuaciones para las zonas de concentración, los asesinatos cada día más preocupantes de líderes campesinos y sociales en las zonas de influencia de las FARC y de algunos guerrilleros amnistiados o de familiares de los mismos. Por parte de las FARC la no entrega de la totalidad de los menores en sus filas, la hasta ahora precaria entrega de armas, no van sino 1.000 de las 7.000 inventariadas por ONU, las 400 caletas  de armas y 500 de explosivos, que nadie sabe ni que contiene ni en donde están, con lo cual el plazo del día D +180 que termina este 30 de mayo en que deberían quedar totalmente desarmadas no se cumplirá.

Nada de lo anterior me extraña y no hay más remedio que tener paciencia, si padecimos las FARC por más de 50 años, el tiempo que lleve el desarme de semejante aparato de terror, por mucho que haya que extender el plazo, siempre será  mínimo frente al beneficio obtenido.

Pero lo que por estos días pareciera que genera más temor y malestar en torno del proceso, es el posible éxito electoral de las FARC, que para fines electorales adoptaran un nuevo y atractivo nombre. Unas primeras apariciones en público con fines  proselitistas, y unos videos de excelente calidad ampliamente difundidos en YouTube https://www.youtube.com/watch?v=s12Vzx3u154 que buscan incidir en los temas que están golpeando en la opinión ciudadana, como la crisis de la salud y la corrupción, han encendido las alarmas de lo que algunos auguran será el fin de Colombia, la llegada del castro – chavismo con todos sus males.

Aunque siempre he sido escéptico de que el país logre tener  tan mala memoria como para perdonar las atrocidades cometidas y votar masivamente por estos señores, y he sido más de la línea de Vargas lleras de que lo que hay que hacer no es oponerse al proceso sino derrotarlos en las urnas, ya tengo dudas, pues puede ser que la corrupción que ha salpicado a toda la clase política  y que tiene su razón de ser en una política que perdió ideales y principios para dedicarse a comprar elecciones que en los últimos años llega a cifras exorbitantes, pareciera tener más fuerza en la memoria y opinión ciudadana que las bombas y los secuestros de las FARC.

“Con los Acuerdos de Paz cambiamos nuestra forma de lucha, ahora con el poder de las palabras trabajaremos para que esto cambie” es el eslogan que repetidamente se dicen en los susodichos videos. En esas pocas palabras hay toda una plataforma política, la justificación del pasado y la redención del futuro.

Ese éxito electoral dependerá finalmente de si sabemos afrontar, sin dejarnos amedrantar por nuestros propios pecados, el oportunismo y el cinismo, y poner en evidencia las atrocidades del pasado hábilmente disfrazadas, o nos quedamos en el inerte discurso de descalificar el proceso de paz y en el pueril berrinche por las concesiones y prebendas recibidas por las FARC, cuando ese, hoy por hoy, es ya el menor de los problemas.

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