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Redacción
Hay que interpretar las declaraciones del Fiscal Karim Khan que precisó que la JEP debe demostrar que los procesos en curso no son una farsa y si lo son, van a intervenir desde el Tribunal Internacional, que acaba de darle voto de confianza a la JEP, pero sujeto a sus resultados. También la CPI es contundente contra los enemigos de la JEP. Pero esto no quiere decir que la JEP pueda seguir con sus grandes primeros errores.
Esta institución fue laxa con Iván Márquez y el Paisa para expulsarlo a tiempo, y sobre eso no ha habido rendición de cuentas de esta entidad, menos de legulerismo santanderista desarrollado en la impunidad y posterior fuga del guerrillero desmovilizado hoy aparentemente ajusticiado Jesús Santrich.
Pero lo importante es que la JEP produzca las primeras sentencias en derecho de las víctimas, e iniciar el debate sobre su reparación cuando las FARC no entregaron lo que se creyó iba a entregar.
Ya el país está cansado de escuchar el volumen de libertades condicionales que ha entregado la JEP, y es el momento de pasar a defender las víctimas con sentencias claras y contundentes contra los victimarios, por supuesto en desarrollo de todo el proceso de paz.
Mientras no haya una sanción real, en el marco de esta justicia transicional, el desgaste de la JEP seguirá creciendo.
La JEP, como el Consejo de Estado deben tener autonomía, pero hay que entender que ellos están sujetos a las normas colombianas, a pesar de ser una institución creada con fuerza constitucional.
Entendemos que la justicia transicional tiene que ver con la relación entre la política y el derecho, de tal manera que los mecanismos de justicia transicional y la JEP.
En Colombia la configuración de la JEP todavía sigue en discusión, será el nuevo Congreso y el nuevo Presidente de la República que sigan ese proceso de rectificación o de aclaración, pero tiene la JEP el desafío de construir la paz en Colombia.
