David Ospina completó 100 partidos con la Selección

Por Redaccion |
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Hay tres factores que en su momento pudieron hacer ver muy difícil que David Ospina llegara a la Selección Colombia. El primero, que no quería ser portero. El segundo, su estatura, un poco por debajo de los estándares para su posición. Y el tercero, que ha tenido que afrontar golpes y lesiones y luchar contra la falta de continuidad.

Sin embargo, Ospina siempre está ahí, firme y seguro, como guardián de la portería de la Selección en los últimos 12 años, y como titular indiscutido desde 2009. Este viernes, en Miami, el portero del Nápoles italiano fue titular con el equipo para enfrentar a Brasil y con eso, llegó a 100 juegos con la Selección. Ya hace rato es el portero con más apariciones en el equipo nacional, por encima de los 73 de Óscar Córdoba y los 68 de René Higuita.

Pudo haber llegado a la centena en la Copa América de Brasil. Sin embargo, David siempre tuvo a su familia como prioridad. Y con razón. Antes del partido contra Paraguay, en el cierre de la fase de grupos del torneo, viajó a Medellín a ver a su padre, Hernán, que estaba enfermo. Lamentablemente, falleció el pasado 13 de julio.

Fue Hernán el primer espejo de su carrera. No llegó a ser jugador profesional, pero tenía talento con la pelota. Siempre lo veía saliendo a jugar con los equipos de los torneos empresariales del Banco de Colombia. Y heredó las dotes con el balón: jugaba de la mitad de cancha hacia adelante, tenía dominio de pelota, cobraba los tiros de esquina y los penaltis.

Con esas habilidades llegó a la escuela de Alexis García, donde comenzaría a vivir una circunstancia que se repetiría a lo largo de su carrera en las categorías infantiles y juveniles: siempre jugó en equipos de mayor edad: si tenía 6, jugaba con los de 8, y así de ahí en adelante. Un día, el arquero del equipo de su categoría se enfermó y no tenía suplente. Y a la portería fue, para siempre.

Alexis García comenzó a pulirlo. Pero los tiempos para entrenar y jugar interferían con los del estudio. Hasta que, en una charla con su padre, Hernán, David decidió abandonar el colegio cuando cursaba noveno grado.

Cuando tenía 15 años, Ospina llegó a Atlético Nacional, donde, como sucedió en las escuelas de formación, poco a poco se abrió campo en los equipos más grandes. Eduardo Lara, quien lo había tenido en la Selección sub-17, lo llevó, todavía con edad para integrar ese equipo, al Mundial Sub-20 de Holanda, en 2005, como tercer arquero, detrás de Libis Arenas y Carlos Abella.

Todavía no tenía cédula cuando el DT Santiago Escobar lo puso a debutar en el primer equipo de Nacional, el 5 de febrero de 2006, contra el Cúcuta Deportivo, en San Cristóbal (Venezuela), donde el equipo rojinegro jugó su primer partido en la A luego de ocho años en el ascenso. Curiosamente, para ir a ese partido tuvo que tramitar un permiso de sus padres para poder salir del país.

Ese 2006 le sirvió para consolidarse rápidamente en el fútbol profesional. Competía contra dos experimentados arqueros, Andrés Saldarriaga y Bréiner Castillo, que se alternaban como titulares en la Copa Libertadores mientras David respondía por el torneo local. Al final se quedó con el puesto

Llegada a la Selección

Ese talento precoz llamó la atención de Jorge Luis Pinto, recién nombrado técnico de la Selección de mayores. Prácticamente no lo dejó bajar del avión que traía de regreso a la Selección sub-20 del Suramericano de Paraguay de 2007: lo llamó, una semana después, al equipo de mayores, para trabajar al lado de Miguel Calero.

Por accidente terminó jugando su primer partido: el 7 de febrero de ese año, Pinto se estrenó como seleccionador nacional en Cúcuta, en un amistoso contra Uruguay. Apenas iban 13 minutos cuando el portero titular, Miguel Calero, derribó en el área a un delantero que debutaba con los celestes, un tal Luis Suárez. Entonces hubo penalti y expulsión. Ospina asumió la responsabilidad. Colombia perdió 1-3, pero el joven arquero no desentonó.

Pinto se la jugó en el resto de su etapa como DT de la Selección con Calero, primero, y luego con Agustín Julio. Cuando se fue, su reemplazo, Eduardo Lara, le dio la responsabilidad del arco de la Selección a Ospina.

Desde el final de la eliminatoria para el Mundial de Sudáfrica 2010, Ospina no volvió a soltar la titular, salvo por fuerza mayor. Como en la Copa América de Argentina 2011, cuando en una de las últimas prácticas antes del debut, en la cancha de Unión de Santa Fe, se chocó con Hugo Rodallega y se rompió el tabique. Le entregó el testigo a Luis ‘Neco’ Martínez.

Mide 1,83 metros, una estatura normal para los porteros en Colombia, pero por debajo del promedio de lo que se ve en Europa. Sin embargo, ya lleva 11 años jugando allí, en Niza, Arsenal y ahora en el Nápoles, por encima de las críticas por, supuestamente, ser bajito. “El tema de la altura lo he sentido un poco. Aquí están acostumbrados a arqueros de 1,90 metros de estatura. Yo no llego hasta allá (risas), pero trato de poner mis fortalezas y mis condiciones para que sean del beneficio del grupo, y con eso resarcir un poco los centímetros que me faltan”, le dijo Ospina a la BBC.

Solo tres arqueros suramericanos han superado los 100 partidos con su selección: Justo Villar (Paraguay, 120), Claudio Bravo (Chile, 120, con el que jugó el jueves contra Argentina) y Taffarel (Brasil, 101). Ospina ya es el cuarto. Y apenas tiene 31 años.

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