No saben/no responden

Por Benjamin Barne… |
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Por Benjamín Barney Caldas 

Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle y especializaciones en la San Buenaventura. Ha sido docente en los Andes y en su Taller Internacional de Cartagena; en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, en Armenia en La Gran Colombia, en el ISAD en Chihuahua, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998, y en Caliescribe.com desde 2011


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lo de Distrito Especial puede ser una oportunidad pero antes hay que saber hasta donde abarca la ciudad: su área metropolitana

No sabemos cuántos somos, ni donde habitamos, ni de dónde venimos, ni quiénes somos, ni qué nos ha pasado. Al parecer lo que sucede cada día (corrupción, violencia, delincuencia, inseguridad, miseria, mugre, feúra) no da tiempo de pensar que sin saber lo afirmado al inicio no podremos saber por quién vamos a votar, y entonces no votamos, la mayoría, o lo hace equivocadamente, la minoría, que de nuevo elige mal al hacerlo por candidatos y no por conocimientos y propuestas respecto a la ciudad y los ciudadanos.

¿Cuántos somos? no importa si dos millones y medio o casi tres, lo más probable, sino que somos muchos para una ciudad tradicional, y que por eso hay que dividirla en ciudades dentro de la ciudad con centralidades peatonales, unidas por un nuevo eje urbano y regional a lo largo de la vía férrea existente, que incluya los proyectos que se han hecho al respecto y no que se autoexcluyan. Así lo de Distrito Especial puede ser una oportunidad pero antes hay que saber hasta donde abarca la ciudad: su área metropolitana.

¿Donde habitamos? pues en pleno trópico andino, lo que implica un clima y unos paisajes excepcionales, por lo que deberíamos buscar referencias no al norte o al sur sino al este y el oeste aunque no en China pero si en Sri Lanka; y al medio y no más arriba o más abajo, no en Bogotá ni en Barranquilla pero tampoco en Medellín, mejor en Manizales o en Pereira, ciudades intermedias con la mejor calidad de vida en el país; y en Caracas por supuesto mas no tanto en Panamá ni en Quito aunque si en Manaos.

¿De dónde venimos? pues del sur de Europa, Andalucía; del norte de África, Marruecos; y del norte de Suramérica, de las aisladas poblaciones indígenas que antes habitaban la Nueva Granada. Es decir, de varias partes del Imperio de Felipe II, el primero global, en donde no se ponía el Sol, y cuyos descendientes somos más 550 millones que nos entendemos en Español, como decimos acá, o Castellano, como prefieren allá (El Rey Imprudente, 2014) y que si sumamos al Brasil ya seriamos mas de 750 “portañoles”.

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¿Por quién votar? cómo saberlo si sabemos que los candidatos no saben cuantos somos ni dónde habitamos

¿Quiénes somos? pues afro descendientes, como todos los seres humanos de este planeta, y mestizos de todos los colores, como en toda Iberoamérica, mas lo que importa es que nuestra nueva cultura urbana debe ser respetuosa de las que la conforman pero incluyente solo de lo común y normal a todas ellas para la mejor convivencia en una ciudad tan reciente pese a ser fundada hace casi cinco siglos, ya que data de apenas poco más de medio siglo, cuando se buscó cambiar todo para los VI Juegos Panamericanos de 1971.

¿Qué nos ha pasado? pues que geográficamente ignoramos en dónde habitamos y cuántos somos, e históricamente desconocemos de dónde venimos y quiénes somos. Y así, cómo pretender saber cómo seremos, y no tener que esperar a que lo decidan los desastres que ocasionará el cambio climático y la destrucción de la naturaleza debidos a lo sobrepoblación y el consumismo capitalista, de los cuales los politiqueros poco hablan con conocimiento aunque si con puro y ramplón populismo.

¿Por quién votar? cómo saberlo si sabemos que los candidatos no saben cuantos somos, ni dónde habitamos, ni de dónde venimos, ni quiénes somos, ni qué nos ha pasado de verdad. En consecuencia hay que votar en blanco y esperar a que se tengan que presentar a unas nuevas elecciones unos nuevos candidatos que al menos sepan que no saben (como sabe uno de ellos) pudiendo entonces responder a las encuestas y, lo más importante, a la ciudad, con más conocimiento de la polis y menos politiquería.

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