Cali 1971 impulsó la creación de Coldeportes, hace 50 años

Por Redaccion |
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El 6 de noviembre de 1968 fue creado Coldeportes, como una entidad oficial destinada, en primer lugar, a responderle a Colombia por la organización de los VI Juegos Panamericanos, con sede en Cali, en 1971, y, posteriormente, a brindarle al país, una estructura seria que impulsara el apoyo del Estado a la recreación y el deporte.

La historia de Coldeportes comenzó oficialmente el 6 de noviembre de 1968, hace 50 años, pero su necesidad y justificación emergieron en 1967, cuando Cali fue elegida como sede de los VI Juegos Panamericanos, en una época en la cual el país estaba huérfano de una organización deportiva o, por lo menos, de una conciencia sobre la necesidad de trazar políticas de Estado, en materia de recreación y deporte.

Los Quintos Juegos Panamericanos celebrados en Winnipeg, Canadá, en 1967, dejaron el sabor agridulce de la derrota deportiva y la victoria diplomática.

Sin embargo, la primera tuvo un atenuante, que fue precisamente el valor agregado de la segunda: la corta experiencia deportiva de Colombia. Mientras las medallas obtenidas en Norteamérica eran el reflejo de la tradición deportiva colombiana, la adjudicación de la sede de los VI Juegos Panamericanos para Cali, en 1971, era una victoria muy superior a esa misma historia.

Finalmente, los dos balances sólo abrían un interrogante alrededor de las posibilidades deportivas y de las capacidades organizativas, que tendría que ser resuelto en los próximos cuatro años, porque en ninguno de los dos aspectos había garantía de éxito en la justa de 1971.

¿Cuál era el panorama del deporte colombiano y del país, cuatro años antes de los VI Juegos Panamericanos?

En lo deportivo, la referencia eran los resultados de los V Juegos panamericanos Winnipeg 1967. Y en ellos Colombia ocupó el octavo lugar, detrás de Estados Unidos, Canadá, Cuba, México, Argentina, Brasil y Venezuela, y  por delante de Trinidad, Chile, Puerto Rico, Uruguay, Panamá, Perú, Ecuador, Bermudas, Jamaica, Guyana y Antillas Holandesas, los otros países que lograron medallas. Y más abajo, las naciones que pasaron en blanco.

La solitaria victoria de Cochise

Fue conquistada una sola medalla de oro, por cuenta del ciclista Martín Emilio Cochise Rodríguez, en los 4.000 metros persecución individual. Además se obtuvieron dos de plata, a cargo del tirador Alirio Maya, en velocidad sobre siluetas, y Agustín Calle, en la maratón, y cuatro de bronce, por los ciclistas Cochise Rodríguez, Severo Hernández, Álvaro Pachón y Carlos Montoya, en los 100 kilómetros por equipos; los nadadores Raúl Henao, en clavados, trampolín de diez metros, Raúl Escobar, en trampolín de tres metros, y Julio Arango, en 200 metros libres, y los atletas Carlos Álvarez, Hernando Arrechea, Jaime Uribe y Pedro Grajales, en la posta de 4×400 metros.

Carlos Ávila, técnico de atletismo, dijo al regreso a Cali que lo importante era aprender, objetivo que se logra cuando se va en plan de estudio a certámenes como el de Winnipeg. Para Ávila, el desempeño del atletismo fue muy bueno, por la medalla de plata de Agustín Calle en la maratón; los tiempos de Pedro Grajales, en las pruebas de velocidad; el cuarto puesto de Flor Umaña, en jabalina, y la medalla de bronce en la posta larga…”Ganar esas satisfacciones en un deporte que poco o nada ha recibido como estímulo es mucho. Yo no entiendo a los críticos cuando dicen lo contrario, sin considerar factores como las marcas”, dijo.

El técnico de natación, Javier Gómez, y el asesor estadounidense Hans Gordon, también expresaron su complacencia por el resultado de este deporte, que conquistó tres medallas. Esto dijo Gordon: “Esta es la vez que más satisfecho estoy, porque se ha manifestado un gran progreso. Los títulos interesan. Nosotros ganamos tres medallas en natación, y más allá de esos triunfos están las marcas que impusimos. El progreso ha sido regulado, excepcionalmente bueno”.

Finalmente quedó la sensación que el balance de Colombia en Winnipeg no fue malo, pero esta vez se compitió en tierras lejanas. Frente al compromiso de 1971, esos resultados deberían ser superiores, porque nuestro país sería la sede.

El incierto panorama de la organización

El segundo análisis después de conseguida la sede de los VI Juegos Panamericanos era aún más preocupante. Al regreso de Winnipeg, la dirigencia deportiva colombiana se encontraba ante un panorama poco claro, porque, de improviso, Colombia debía organizar en sólo cuatro años, el segundo certamen múltiple del olimpismo mundial, sin experiencia ni escenarios, aunque en una ciudad aventajada en materia deportiva, como era Cali, con dirigentes también superiores a su tiempo.

Humberto Chica Pinzón, ex presidente del COC e integrante de la delegación colombiana que obtuvo la sede en Winnipeg, opinó que el compromiso de organizar unos Juegos Panamericanos no era sólo de Cali, sino de todo el país.

Mario García inauguración

Presidente del COC propone un organismo nuevo

El presidente del Comité Olímpico Colombiano, Mario García y García (foto, en la inauguración de Cali 1971),  advirtió sobre la incipiente y a la vez anárquica organización deportiva en Colombia; la escasez de escenarios grandes, medianos y pequeños; la ausencia de conocimientos técnicos para orientar la preparación de nuestros deportistas, y la carencia de recursos para invertir en todo lo que se requiera frente a ese gran compromiso de 1971.

Esto dijo García y García en entrevista con la revista Deporte Gráfico: “Es necesario integrar la dirección del deporte, con una organización piramidal para evitar organismos paralelos, que en muchos casos son el origen de conflictos. Esta organización directiva debe comenzar en el nivel nacional, pasar por el departamental y llegar hasta el municipal. Actualmente vemos que en muchos departamentos existen, además de la organización independiente de los organismos estatales, concentraciones deportivas oficiales o gubernamentales paralelas. Tenemos en muchas regiones: junta departamental, consejo departamental de educación física y deportes y, en cada secretaría de educación, la dirección de educación física y deportes, lo que hace que se dispersen la actividad y los fondos”2.

Con sus palabras y continuas gestiones, García y García impulsó la creación de la entidad que representaría desde entonces al Estado y coadyuvaría al futuro desarrollo del deporte nacional: Coldeportes.

Movimiento nacional a favor de Cali 71

Por fortuna, la organización de los VI Juegos Panamericanos de Cali, programados entre julio y agosto de 1971, dio lugar a un movimiento nacional liderado por las dirigencias política y deportiva vallecaucana; por las autoridades del deporte nacional, con el Comité Olímpico Colombiano, a la cabeza, y por el gobierno, bajo la autoridad del presidente, Carlos Lleras Restrepo.

En ese momento, la organización de los panamericanos había establecido un presupuesto en 157 millones de pesos, que se invertirían en obras deportivas, preparación de los atletas, realización de los Juegos, pago de entrenadores para deportistas del Valle, implementos deportivos, gastos médicos, imprevistos y otros.

Los recursos fueron conseguidos por diversos frentes nacionales y regionales. En el Congreso fue aprobada, en menos de un mes, la Ley de auxilios nacionales, que proporcionaría a los juegos 30 millones de pesos anuales. El Concejo Municipal de Cali destinó diez millones de pesos, y la asamblea, 20. Se establecieron impuestos al degüello, que produciría cuatro millones de pesos; a los cigarrillos nacionales y extranjeros, que dejaría diez millones de pesos; a los licores, que brindaría 50 millones de pesos; un sobreprecio a los espectáculos públicos, para cinco millones; al aguardiente que dejaría 1,5 millones, además de un aporte de tres millones de pesos, de las empresas del Valle del Cauca. De igual manera se calculaba que por concepto de taquillas durante los juegos se recibirían por lo menos diez millones de pesos.

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Nace Coldeportes, agencia estatal para el deporte

Para acompañar la organización y, de paso brindar al deporte colombiano un apoyo estatal, el gobierno de Carlos Lleras Restrepo (foto) creó el 6 de noviembre de 1968, el Consejo Nacional de la Juventud y el Instituto Colombiano de la Juventud y el Deporte, entidad descentralizada, adscrita al Ministerio de Educación Nacional.

Entre sus misiones se destacan dos, que favorecían a la organización de los VI Juegos Panamericanos de Cali: otorgar asistencia técnica y financiera, de acuerdo con los recursos económicos del Instituto, a entidades oficiales y privadas sin ánimo de lucro, para construcción y dotación de instalaciones deportivas, y coadyuvar a la financiación y organización de competencias nacionales e internacionales, con sede en Colombia y a la participación oficial en torneos y campeonatos internacionales.

El patrimonio de Coldeportes lo constituía el uno por ciento del presupuesto anual del Ministerio de Educación Nacional; las partidas que eran entregadas hasta ese momento a la sección de Educación Física del mismo ministerio, que sería suprimida; los dineros que el gobierno girara a entidades con los mismos fines, que serán canalizadas por Coldeportes; las rentas que logre por prestación de servicios, y los bienes que adquiera como persona jurídica.

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Para reafirmar su compromiso con la organización de los VI Juegos Panamericanos, el presidente Lleras nombró como primer director general de Coldeportes al empresario vallecaucano Adolfo Carvajal (foto, en el primer despacho de la entidad, en el CAN, en Bogotá), quien brindó un total apoyo al certamen.

El país rodea a Cali

Finalmente, la financiación de Cali 71 fue compartida por los gobiernos nacionales de Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) y Misael Pastrana Borrero (1970-1974); los departamentales de los gobernadores del Valle, Libardo Lozano Guerrero, Rodrigo Lloreda Caicedo y Marino Rengifo Salcedo; los municipales, de los alcaldes de Cali Luis Emilio Sardi, Marino Rengifo y Carlos Holguín Sardi, y por algunos impuestos.

El Comité Organizador de los VI Juegos Panamericanos, bajo la tutela directa del Comité Olímpico Colombiano, estuvo presidido por los gobernadores del Valle, Libardo Lozano, del 2 de octubre de 1967, al 28 de septiembre de 1968; Rodrigo Lloreda Caicedo, del 11 de octubre de 1968, al 22 de agosto de 1970, y Marino Rengifo Salcedo, del 5 de septiembre de 1970, hasta la celebración del certamen.

Tres directores comandaron la tarea organizativa: Nicolás Ramos Gómez, del 10 de noviembre de 1967, al 9 de junio de 1969; Artemo Franco Mejía, del 9 al 30 de junio de 1969, y Jorge Herrera Barona, del 1º de julio de 1969, al 15 de febrero de 1972.

De igual manera, seis directores manejaron las áreas más importantes de la organización, así: Hernando Botero O’Byrne, división Administrativa; Nolasco Sierra, técnica; Oscar Zamorano, obras; Jaime Aparicio, técnica, y Eduardo Lozano, comercialización.

Un equipo de deportistas liderado por Jorge Herrera Barona

Durante los cuatro años que duró la preparación de los VI Juegos Panamericanos, un hombre brilló como una estela, que fue seguida por un equipo liderado por ex deportistas de alta competencia, hasta el logro del éxito total.

Su nombre: Jorge Herrera Barona, quien había sido atleta, basquetbolista, pesista, tenista y tenismesista. Lo acompañaron en el trabajo de organización de los juegos, los ex deportistas Jaime Aparicio, Jaime Carvajal Sinisterra,  atletismo, pesas y tenis; Joaquín Lozada, tenis y ajedrez; Libardo Lozano, baloncesto; Alfonso Ocampo, baloncesto y waterpolo; Guillermo Quintero, baloncesto; Luis Emilio Sardi, cricket y golf; Humberto Zuluaga, fútbol y baloncesto; Alfonso Arango, tenis, tenis de mesa y golf; Germán Holguín, natación; Nolasco Sierra, baloncesto; Henry Eder, polo; Gabriel Velásquez, tenis, atletismo, pesas y golf; Hernando Botero, fútbol y voleibol; Artemo Franco, golf, y Fabio Montoya, baloncesto y ciclismo.

Inauguración 1

“La energía creadora de un nuevo mundo”

A los VI Juegos Panamericanos Cali 71 asistieron 2.996 deportistas, 2.447 hombres y 549 mujeres, de Argentina, Antillas Neerlandesas, Bahamas, Barbados, Bermudas, Brasil, Canadá, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras Británicas, Islas Vírgenes, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay, Venezuela y el país anfitrión, Colombia.

La delegación colombiana estuvo conformada por 367 personas, de las cuales 280 eran deportistas; 48, asesores de selecciones, y 19, auxiliares.

Las competencias se realizaron en 18 disciplinas, a saber: atletismo, baloncesto, béisbol, boxeo, ciclismo, ecuestres, esgrima, fútbol, gimnasia, hockey sobre césped, levantamiento de pesas, lucha, natación, remo, tiro, vela, voleibol y waterpolo.

La inauguración se realizó el 30 de julio, en el estadio Pascual Guerrero, de Cali, con la presencia del presidente de la República, Misael Pastrana Borrero, quien señaló, en su intervención, entre otras cosas: “Deportistas; en este fascinante marco de la ciudad de Santiago de Cali, orgullo de Colombia, por la belleza de su ambiente, su paisaje y por el noble civismo de sus gentes, cumplen ustedes, atletas y personeros de la juventud de América, un compromiso de honor y de esperanza. Colombia acoge con amistad sincera a los deportistas del hemisferio, porque su vivificante ejemplo de disciplina, de carácter y de lealtad, reflejan los valores y la energía creadora de este nuevo mundo.

También intervinieron el director de los Juegos, Jorge Herrera Barona, y el presidente de la Organización Deportiva Panamericana, Odepa, Sylvio de Magalhes Padilla.

Herrera Barona se refirió entre otros aspectos al significado del certamen:

“Colombia y Cali no han omitido un solo esfuerzo para ser dignos anfitriones de los atletas del hemisferio. A nuestra tradicional hospitalidad de tierra abierta para los hombres libres, hemos agregado las obras materiales, cifradas en magníficos estadios y coliseos, y en obras metropolitanas y culturales, para que nuestros hermanos se sientan en suelo cordial”.

La mejor nadadora colombiana de todas las épocas, la vallecaucana Olga Lucía de Angulo, tomó el juramento a los deportistas.

Juan Romero, la figura colombiana

Colombia ocupó la séptima posición, con cinco medallas de oro, nueve de plata y 14 de bronce, para 28 en total. Este resultado es sólo un puesto mejor que el conseguido en los V Juegos Panamericanos Winnipeg 67, pero en esa oportunidad se consiguió sólo un título, el de Cochise Rodríguez, en los 4.000 metros del ciclismo, mientras en Cali se lograron cinco medallas de oro.

El deporte más galardonado fue el levantamiento de pesas, que obtuvo tres medallas de oro, dos de plata y cuatro de bronce.

La figura fue el pesista santandereano Juan Romero, quien alcanzó preseas de oro en la categoría mosca, en las modalidades de envión y total, y plata, en arranque.

Los otros títulos fueron ganados por su compañero José Martínez, en el peso ligero, modalidad fuerza, y por los ciclistas Martín Emilio Cochise Rodríguez en los 4.000 metros persecución individual y por equipos, prueba en la cual estuvo acompañado por los vallecaucanos José Ramón Garcés y Luis H. Díaz, y el antioqueño Jorge Barman Hernández.

Nueve medallas de plata

Nueve medallas de plata ganaron medallas los deportistas colombianos, así: los boxeadores Calixto Pérez, en el peso gallo; Alfonso Pérez, en el peso ligero, y José Vásquez, en el ligero medio. Los pesistas Juan Romero, en mosca arranque, y Lester Francel, en mosca envión. Los tiradores Alirio Maya y Hernán Sánchez. El equipo de fútbol. Y la cuarteta de ciclismo de los 100 kilómetros contrarreloj, conformada por Martín Cochise Rodríguez, Álvaro Pachón Morales. Miguel Samacá y Rafael Antonio Niño.

Finalmente se obtuvieron 14 medallas de bronce, con los pesistas Lester Francel, en pluma envión; Carlos Suárez, en ligero fuerza: Cipriano Gutiérrez, en ligero fuerza, y José Martínez, en ligero total. Los atletas, Álvaro Mejía Flórez, en los 10.000 metros; el equipo de relevos femeninos de 4×100, conformado por Ortiz, Maquilón, Rivas y Mosquera, y Hernán Barreneche, en la maratón. Los jinetes Juan José Neira, en prueba de tres días, y el equipo de adiestramiento. El ciclista Jaime Galeano, en la prueba de ruta. La nadadora Olga Lucía de Angulo, en los 200 metros libres. El equipo de béisbol. El conjunto femenino de esgrima. Y el clavadista Diego Henao.

Las herencias para Cali y Colombia

Esta fue la herencia que les dejaron a  Cali y a Colombia, los VI Juegos Panamericanos de 1971:

En cuanto a obras deportivas, en Cali fue construida y remodelada la Unidad Deportiva San Fernando. Comprendió el Gimnasio Evangelista Mora, ahora para 5.250 espectadores y todas las dotaciones modernas, sede de las eliminatorias del baloncesto y las finales del voleibol; las antiguas piscinas, que fueron remodeladas y quedaron con capacidad para 2.300 aficionados, en donde se realizaron las pruebas de natación y saltos de trampolín y plataforma; el estadio Pascual Guerrero, remodelado y ampliado para un aforo de 60.000 espectadores, sede del fútbol y de la Prueba de las Naciones de equitación; la construcción de la Casa del Deporte, de tres plantas, destinada a la Junta de Deportes del Valle, y el Parque Panamericano.

La Unidad José de Jesús Clark Flórez, en el antiguo Hipódromo, en donde fueron construidas las piscinas olímpicas para las pruebas de natación, clavados y waterpolo; el estadio de béisbol, para 5.500 aficionados, y un segundo diamante, en la Base Aérea Marco Fidel Suárez; dos campos de hockey, para 2.000 espectadores; canchas populares para entrenamientos de fútbol, voleibol, béisbol y atletismo, y un gimnasio auxiliar para eliminatorias de voleibol y lucha.

La Unidad Deportiva Alberto Galindo, con el Gimnasio Auditorio del Pueblo, para 20.000 espectadores, sede de baloncesto y gimnasia, una de las obras cumbre de los juegos, y el velódromo, con capacidad para 6.000 aficionados, sede del ciclismo de pista.

Además se realizaron adecuaciones en la Plaza de Toros Cañaveralejo, con una capacidad para 18.000 aficionados, en donde se realizaron las competencias de boxeo; la represa del Lago Calima, sede de remo; el polígono de tiro del Batallón Pichincha; el gimnasio de levantamiento de pesas, en el Colegio Pío XII; la adecuación del campo ecuestre, en el Club Campestre de Cali, y sedes alternas de fútbol en Palmira, Buga, Tuluá y Cartago.

De igual manera fue construida una Villa Olímpica, en el campus de la Universidad del Valle, destinada al alojamiento de los deportistas, luego utilizada por la comunidad estudiantil del alma mater.

Una nueva ciudad, una nueva mentalidad

Pero también la ciudad cambió de manera radical. En materia de vías, fue prolongada la Avenida Colombia, entre la salida al mar y el obelisco, lo que le dio una nueva entrada a la ciudad y descongestionó el sur y el oeste; fue ampliada la calle quinta, de uno a cuatro carriles, para mejorar la comunicación de norte a sur y viceversa; ampliada la Avenida Roosvelt, para permitir darle acceso al sur de la ciudad; ubicadas 11.000 señales de tránsito; mejorados muchos andenes, y refaccionada gran cantidad de fachadas.

Fueron construidos tres centros de salud y la Unidad de Consulta Externa del Instituto de los Seguros Sociales en el Sur de Cali; una nueva estación de policía en el norte de la ciudad;  colectores de aguas lluvias e interceptores de aguas negras y una planta de bombeo de aguas sanitarias para los barrios populares; nuevas centrales de transportes y de Abastos; fue ampliada la planta del acueducto; iluminadas las principales vías, y adquiridas 12 barredoras mecánicas, destinadas al aseo vial de la ciudad.

Una de las obras cumbres dejadas por los juegos fue el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, que remplazó al viejo Calipuerto. La construcción fue propuesta e impulsada por el abogado y periodista Alfonso Bonilla Aragón, Bonar, desde El Relator, diario fundado por la familia Zadwasky, en 1915 y cambiado en 1958 por Occidente, que aún circula en Cali y en el Valle del Cauca. Durante muchos años, Bonar insistió en la necesidad de cambiar el viejo Calipuerto, por uno de categoría internacional. Y los Juegos Panamericanos fueron la ocasión para alcanzar esa meta.

Finalmente a Colombia le dejaron los VI Juegos Panamericanos, una lección de capacidad directiva, ambición y necesidad de modernización de las viejas instituciones deportivas que regían el deporte y la presencia del Estado.

La creación de Coldeportes dotó al país de un organismo más eficiente que la Comisión Nacional de Educación Física creada en 1925, para acompañar al Comité Olímpico Colombiano y al Deporte Asociado en sus futuras actividades organizativas y competitivas.

A partir de Cali 71, el deporte colombiano empezó a evolucionar, aunque con algunas dificultades propias de la ausencia de los recursos suficientes para responder a las necesidades del país, en materia deportiva.

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