La lucha del pueblo por el cambio social

Por Luz Betty Jime… |
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Luz Betty Jiménez De Borrero / Pablo A. Borrero V.


 

El presidente Gustavo Petro había anunciado que encabezaría la movilización convocada por la central Unitaria de Trabajadores CUT, conjuntamente con las otras organizaciones sindicales, lo cual aprovechó para defenderse del escándalo suscitado al interior de su gobierno y presionar al Congreso de la república para que aprueben las reformas a la salud, laboral y pensional que cursan en dicha corporación legislativa.

Entretanto, en medio de la crisis política por la que atraviesa el país como consecuencia de la polarización existente, el presidente busca el apoyo de los trabajadores y de amplios sectores populares que buscan desmontar las políticas de las clases dirigentes que fueron derrotadas electoralmente en la lucha por el poder del Estado. y enfrentar a todos aquellos sectores políticos y sociales que hoy se encuentran en la oposición al régimen.

De aprobarse las reformas sociales en favor de los trabajadores asalariados y de los sectores medios y populares de la sociedad, dichas reformas no modificarán las bases mismas del sistema capitalista de nuestro país, cumpliendo con ello la promesa que hiciera el presidente Petro con ocasión de la celebración del triunfo en las urnas y en donde manifestó que su misión sería la de “desarrollar el capitalismo en Colombia” para librarlo de las supervivencias feudales y de la esclavitud salarial a la cual ha estado sometido el pueblo particularmente en el campo colombiano.

Así las cosas, con el acceso al poder del Estado del presidente Petro, no se alterará sustancialmente el régimen económico que le sirve de sustento al capitalismo no obstante la creciente polarización que coloca en tela de juicio su propia legitimidad democrática.

Para el presidente Petro, la voluntad del gobierno tiende a identificarse con la voluntad del pueblo e interpretar sus intereses y necesidades independientemente de los antagonismos de clase en que se encuentra dividida la sociedad como consecuencia de la cual surgen toda clase de contradicciones y conflictos sociales, que regularmente se tratan de resolver apelando a las reformas para introducir algunos cambios en el orden económico, político y social, casi siempre relacionados con aspectos que tienen que ver con los impuestos, el asistencialismo, reformas al aparato del Estado y la necesidad de ampliar la participación de los ciudadanos en los asuntos de interés general y en el mejoramiento de las condiciones de vida de sus gobernados, todo lo cual es utilizado como un medio muy eficaz para atenuar o amortiguar las contradicciones y conflictos sociales, sin que se logre erradicar las causas de los fenómenos que las generan, aplazándose de esta manera las soluciones reales de los problemas de la sociedad.

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Esto sin embargo no significa que las reformas deban ser descartadas de plano, sin entrar a considerar aquellos aspectos positivos relacionados con las conquistas y reivindicaciones de los trabajadores en su conjunto y de las masas populares, especialmente si se trata de que, con su implementación sea posible avanzar por los caminos del progreso, la paz y la ampliación de la democracia. En este sentido las reformas constituyen un subproducto de la lucha política y social, sin pretender convertirlas en un fin en sí mismas, tratando de apartar al pueblo del cumplimiento de los deberes cardinales en la lucha por el verdadero cambio social.

La idea de que el gobernante irá hasta donde quiera el pueblo (en palabras del presidente Petro) o aquella otra que dice que el pueblo en general demanda de quién lo dirija, lo mande, debido a su apatía o conformismo y pasividad frente al desarrollo progresivo de la sociedad, hacen parte de las teorías impulsadas por algunos ideólogos que poco o nada tienen que ver con la realidad histórica, a pesar de que el pueblo es en muchos casos objeto de toda clase de manipulaciones y violencias y además es convertido en masa disponible con fines electorales.

No debemos olvidar que el pueblo siempre ha sido y en particular sus fuerzas democráticas y progresistas, en última instancia el garante de los cambios y conservación de los valores de la civilización en peligro de ser arrasados por la vorágine de la violencia y del terror, en tanto que ha sido creador de nuevas formas políticas y sociales que han permitido la continuidad y la supervivencia de los seres humanos.

El camino a seguir para el cambio social debe estar desligado de la vieja y desueta realidad social sumergida en una especie de letargo mediatizado por la demagogia, el populismo y el reformismo encarnados en la política del régimen que vive de la explotación económica del trabajo, la discriminación social y de género y de la exclusión política de las fuerzas sociales de carácter progresista y democrático. Y de ahí que el cambio pase necesariamente por la revolución social que implica la toma del poder por las fuerzas revolucionarias contra el gran capital financiero nacional y transnacional, para lo cual es necesario no solo tener en cuenta la realidad social sino la experiencia vivida por otros pueblos en su lucha por alcanzar los objetivos y metas dirigidas a la construcción de una sociedad más justa y equitativa, conjuntamente con el respeto de los Derechos Humanos, la ampliación de la democracia, la consolidación de la paz, el progreso y el bienestar general para todos los miembros de la comunidad.


Veeduría Ciudadana por La Democracia y La Convivencia Social

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